Para el PSOE, la Mesa de las infraestructuras está muerta
Parece tenerlo muy claro el señor Sánchez, don Rodrigo, socialista él, que ha manifestado que tras cuatro años sin reuniones, sin meterse con el gobierno de Mariano Rajoy, la mesa se ha convertido en una momia (lo de momia es mío), que no se me enfade don Rodrigo. Me parece que un poco tarde se ha dado cuenta el señor Sánchez de la situación que padece la mesa de la Cámara y de Asempal. ¿Lo que habría que preguntarse es por qué salen ahora, qué buscan los empresarios, en qué río o mar quieren pescar y de que esturión estamos hablando? Aquí no hay puntada sin hilo, e hilo sin carrete. ¡Qué bien canta mi amigo Carrete! ¿Están celosos los Cano de la fuerza de la del tren de Comisiones? No deja de ser sorprendente que a la reunión de la mesa de los empresarios no se invite a la del sindicato. ¿Podemos hablar de guerra entre ellas, o sólo de la envidia que se ha levantado por una parte? Si la mesa de los “Cano” ya estaba más muerta que viva, lo único que le faltaba es que haya venido el partido que manda en la Junta de Sevilla, les dé la extremaunción y les prepare un entierro con toda pompa y boato. Uno entiende al PSOE: la mesa ha estado cuatro años callada, metida en el catafalco del silencio, sin cantarle las cuarenta a la derecha mandona, y ante su nuevo despertar político lo primero que ha hecho es recordarle de donde vienen y quién les ha defendido en otras épocas. Ojo, vamos a ir a la reunión, dice Don Rodrigo, pero a ver cómo se comportan a partir de ahora, enterrarlos para siempre no es ningún problema. La campana del PSOE ya toca a difuntos por la mesa.
A los políticos que están en el poder nunca les han gustado las mesas que no pueden controlar y manipular. ¿El PSOE ya no controla la de las infraestructuras? Y el papel de las mesas, quiérase o no, es el de criticar a los políticos por la gestión que hacen de nuestros dineros. Normal que se lleven mal, tan normal como que se vea las inclinaciones políticas de la mesa en sus reuniones y comunicados, por lo que al cabo de unas semanas el servicio y el sentido de las mismas ha dejado de funcionar. Las siguen manteniendo algunos grupos sociales por intereses partidistas, personales o políticos, pero se saben muertas y sin futuro. Siempre he querido saber de dónde sacan las mesas el dinero para sobrevivir, pero nunca he conseguido enterarme.