Según el señor Sánchez, don Rodrigo (no el Díaz de Vivar), el presidente del Partido Popular de Almería, don Gabriel Amat, tiene que tener más educación. La Mesa de las Infraestructuras no solucionará los problemas de nuestra provincia, pero de vez en cuando nos da la oportunidad de conocer a los políticos que nos gobiernan y nos representan. No está mal, para algo sirven. Intento seguir las noticias, por aquello de que no le pillen a uno en un renuncio, y sobre la reunión de la mesa no se ha filtrado la falta de educación cometida durante la misma por el presidente del PP. Claro que sin don Rodrigo del PSOE (no el que ganaba batallas después de dormir el sueño de los justos), dice que el señor Amat tiene que tener más educación, por algo será, ¿o no?
¿Qué le ha hecho don Gabriel que le ha sentado tan mal, señor Sánchez? ¿Quizás que ahora controla él y no ustedes la mesa de las infra y sus miembros? Menos mal que tienen ustedes la del tren. Pero no se entretengan demasiado, que después de perder la presidencia del consorcio de basuras del norte, pueden perder hasta eso, el norte. Adela se fió de Indalecio y mira cómo se lo pagó. Aten corto a Comisiones y a José Carlos Tejada no les ocurra lo mismo, o algo parecido. Aparte de las cuitas de su partido, más preocupado por las peleas internas que por las externas, no estaría a más que nos contara lo de la educación de don Gabriel. Conozco al señor Amat desde hace muchos años, se le puede acusar (y de hecho se le acusa) de todo lo que se quiera, pero nunca le he visto u oído cometer una falta de educación a un rival político. Y en algunas ocasiones más de uno se ha merecido un órdago a la grande. Me gustaría que me sacara de esta terrible duda que me corroe: “Amat tiene que tener más educación”. 
Es posible que todos  tengamos que tener más educación, más responsabilidad, más generosidad con los demás, especialmente con los más débiles. Y en eso tendrá que darme la razón de que los políticos, todos, y de todos los partidos, andan con el suspenso pegado al culo, perdón, donde la espalda pierde su nombre. Dejando la moralina a un lado, cuente a la sociedad, don Rodrigo, lo que le ha hecho el señor Amat y que le ha llevado a saltar como un león contra esa supuesta falta de educación que denuncia.