La Voz de Almeria

Opinión

¿Hacer obras? ¡Rebuscad en los legajos!

`En 1855 no existía aún la Junta de Andalucía. Una pena. Pero tampoco existía en épocas anteriores`

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Algunos confrontadores suelen criticar con aspereza la escasa propensión al esfuerzo de la Junta de Andalucía cuando hay que resolver asuntos relativos a Almería. Permítanme que desde aquí les afee esa lamentable tendencia y les invite a reconocer el denuedo, el interés y la indesmayable atención que por y para nuestra ciudad guardan los representantes del Gobierno de Sevilla. 
Por ejemplo, conocedores del mal estado y pésima conservación de los torreones que formaban parte de la muralla que bajaba de la Alcazaba y que aún permanecen en pie en el barrio de Pescadería, la Junta de Andalucía ha demostrado su diligencia y eficacia poniendo a trabajar al Departamento de Protección del Patrimonio Histórico de la Delegación de Cultura, Turismo y Deporte a cuyo frente está don Alfredo Valdivia (“Mister Berbiquí”, desde el infame taladrazo perpetrado en el interior de la Alcazaba). Pero no crean que la intención de la Junta era elaborar un plan de consolidación o restauración de los torreones del S. X, sino rebuscar entre legajos y pergaminos hasta encontrar un documento ¡de 1855! en el que se cedía la muralla al Ayuntamiento de Almería para su demolición. No sabemos si la intención final de los señores de la Junta es que el Consistorio termine de derribarlos, pero lo que pone de manifiesto la Junta de Andalucía con esta actitud es su enorme capacidad para el desparpajo y su impermeabilidad ante el bochorno.
 Es cierto que, aunque parezca lo contrario, en 1855 no existía aún la Junta de Andalucía. Una pena. Pero tampoco existía en épocas anteriores, cuando se construyó el lienzo de muralla que sí rescató, estudió, promovió y luego cerró sin demasiadas explicaciones la misma Junta en el Parque. Afortunadamente para la Junta, el patrimonio histórico y administrativo musulmán está desperdigado o desaparecido, porque no quiero ni imaginar qué pasaría si un descendiente del califa Abderramán III se plantara en el despacho del señor Valdivia con la escritura de propiedad de la Alcazaba en mano.


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