Casi sin hacer ruido se nos ha ido un gran hombre, uno de los grandes profesionales de la hostelería almeriense que creó escuela dentro y fuera de nuestra fronteras, además de un padre de familia ejemplar y amigo de sus amigos donde los haya. A sus 82 años de edad dejó de existir Pancho Rodríguez en la noche del pasado martes, dejando desolada a su esposa Carmen Chacón, que ha sido su compañera, su amiga y su confidente durante toda la vida, que se queda desconsolada sin su ‘Pancho’, como ella le decía, así como sus hijos y cuantos teníamos la suerte de conocerlo. Dedicó su vida a la hostelería como camarero y maitre durante muchas décadas en el recordado restauranmte Imperial hasta su cierre, atendiendo a cuantos políticos, toreros, artístas y personajes que pasaban por nuestra ciudad, a los que les recogía su firma en un plato, por lo que hizo una gran colección. En el año 1964 recibió un reconocimiento nacional a su trayectoria con el título de ‘Maitre Hotel’, que ha llevado con orgullo durante toda su vida. Tras su jubilación continuó vinculado a la hostelería aún más si cabe, visitando los distintos bares y restaurantes, asesorando a quienes les pedía consejo, escribiendo artículos y recetas para la prensa y de manera especial para La Voz de Almería hasta el último aliento de vida. Siempre apoyando al sector y colaborador excepcional y embajador de ASHAL, del que era asesor y participaba como jurado en cuantos concursos y iniciativas han organizado en las últimas décadas. Su deseo siempre era que la hostelería almeriense mejorara y sobre todo en el servicio que era una de sus obsesiones y se enfadaba cuando algún camarero no le servía bien una caña o un café, porque como había sido exigente consigo mismo, lo era con los demás. Ahora desde el cielo podrá serguir guiando a su familia que queda desolada, a cuantos amigos tenía que eran muchos y profesionales de la hostelería y gracias por lo mucho y bueno que hemos aprendido de ti como profesional y excelente persona. Que descanse en paz.