Hueli, junto al Karst en Yesos de Sorbas

Descubrimos lugares llenos de vida en el pasado, hoy olvidados, donde el tiempo y la naturaleza intentan acabar con la memoria

La barriada de Hueli, en el límite del Paraje Natural Karts en Yesos de Sorbas.
La barriada de Hueli, en el límite del Paraje Natural Karts en Yesos de Sorbas.
Antonio Jesús Sánchez Zapata
11:06 • 12 feb. 2018

Hueli es una pequeña barriada abandonada en el límite del Paraje Natural Karts en Yesos de Sorbas. En las cercanías se encuentra también otro pequeño núcleo de casas conocido como “Hueli de arriba”, aunque no tan numeroso ni tan bien conservado. El paisaje yermo que se puede observar actualmente contrasta bastante con el que había en la época en que estaba habitado, cuando el trigo, el centeno y la cebada teñían de un vivo color verde sus bancales aterrazados.




Los orígenes de Hueli los encontramos en el S. XIX, en 1887 tenía 67 habitantes que vivían en 25 casas, 16 de ellas de una sola planta y 9 de dos, se situaban amontonadas sobre un pequeño cerro y rodeadas de pitas y chumberas, hoy día destrozadas por las plagas del picudo negro y la cochinilla del carmín respectivamente. Alrededor de las viviendas también había corrales aislados, aunque dentro de las casas había estancias para cabras, ovejas y otros animales para el trabajo como mulos, caballos y bueyes. La parte más alta de las casas, llamada popularmente “sobraos” era el lugar donde se almacenaban los aperos de labranza, albardas, aguaeras, alforjas, arreos y demás utensilios, a los que se accedía mediante escaleras de obra exteriores y no desde la propia vivienda. Varias casas aún conservan el techo fabricado con vigas de madera, cañizo y tejas, así como muchas dependencias en relativo buen estado, incluido un llamativo porche.




La vida en Hueli giraba en torno a las pocas familias que lo habitaban y cuyo trato era muy familiar. Su medio de vida era el cereal, el olivo y el almendro, y la carne, la leche y los huevos los proporcionaban cerdos, cabras, ovejas y gallinas. El agua tampoco era problema ya que hay una fuente que a día de hoy aún proporciona agua a una balsa próxima al pueblo. De hecho los vecinos de otras pedanías cercanas acudían a coger agua de esa fuente. Las necesidades vitales estaban cubiertas, pero no así los servicios. Para moler el grano había que desplazarse hasta Sorbas, a unos 10 Km, que suponía transportarlo con bestias de carga durante 2 horas. También dependían de Sorbas para extraer el aceite, puesto que no había almazara en las cercanías, así como para intercambiar alimentos u otros bienes en el mercadillo de los jueves, enviar y recibir la correspondencia, asistir a misa o ir al médico. Sin embargo Hueli, a pesar de que no tenía un edificio dedicado a escuela, sí tenía maestros que acudían a enseñar a los niños, turnándose las casas que hacían las veces de aula. Una de aquellas maestras encargadas de su educación fue Doña Soledad Martínez Lorente, que tras unos años de magisterio fue trasladada a la pedanía murciana de El niño de Mula en 1963. Pero además de las obligaciones propias del campo también había hueco para la diversión. Los domingos solían celebrarse bailes en el interior de alguna casa, siendo los propios vecinos los que animaban la fiesta al son de canciones populares como fandanguillos, parrandas o peteneras.




El abandono de Hueli comenzó a partir de los años 70. A mediados del s. XX disminuyó el número de casas hasta la quincena, pero la falta de los servicios citados anteriormente, unidos a la dureza de la vida en el campo y la búsqueda de trabajo llevaron a sus habitantes a ir abandonando sus casas paulatina pero inexorablemente. Sus habitantes emigraron a la cercana Sorbas, y en menor medida a Cataluña, aunque algunos de ellos volverían al menos una vez al año a su pueblo para recordar con la familia los viejos tiempos. Actualmente sólo queda parte de una casa acondicionada para pasar fines de semana en ella, el resto están abandonadas y amenazando con sucumbir al paso del tiempo.




Fuentes: Faustino Calderón, Ana García, LA VOZ, Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico: provincia de Almería.







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