Los bares y los almerienses sufren el impacto del viento: “Hemos perdido 3.000€”
Durante estos tres últimos días de temporal en Almería se han alcanzado rachas de hasta 95km/h

Terraza del Café París, en el Paseo Marítimo de Almería.
Árboles caídos, sillas arrastradas por el viento y persianas echadas en los establecimientos más cercanos al mar; así ha sido el inicio de la última semana de enero en Almería. La borrasca Herminia también ha llegado a la capital y aunque parece que ya se ha ido, ha dejado tras de sí una huella en la economía de los negocios locales y, especialmente, en el sector hostelero. Los almerienses han decidido quedarse en sus hogares y algunos bares han reducido su horario de apertura o, incluso, han cerrado sus puertas al público.
Una de cal y otra de arena
Si bien la localización de los bares y las cafeterías son el punto fuerte de muchos de los establecimientos gastronómicos de la ciudad, entre el 26 y el 29 de enero tener la terraza en una plaza abierta o junto al mar ha supuesto un gran perjuicio para los hosteleros. El pasado lunes, día en el que el viento se mostró más agresivo, en la capital se alcanzaron rachas de hasta 95km/h en zonas del área metropolitana como El Toyo o el Aeropuerto, y de hasta 78km/h en la costa del Cabo de Gata.
Ante este panorama, en el Paseo Marítimo muchos restaurantes tuvieron que cerrar. Es el caso de El Delfín Verde o de Café París, en El Zapillo: "¿Qué como nos ha afectado el viento? Ha sido una ruina", lamenta el encargado de el primero, que tuvo que cerrar dos días seguidos, tanto el lunes como el martes: "Con el viento no viene nadie, el miércoles, que no cerramos, pasamos de tener la terraza llena -con 20/25 mesas, a tener solo 10 o 15 personas, a lo sumo", relata.
Café París cerró tan solo el día más fuerte, pero el martes y el miércoles de la clientela habitual solo acudió un 20%: "Además se nos rompieron varias sombrillas, algunos carteles, los maceteros... todo para tirarlo. Si tenemos en cuenta el día que cerramos y la pérdida de clientes, durante estos tres días habremos perdido más de 3.000 euros", lamenta el encargado.
Otro de los establecimientos que podrían haberse visto más afectados por el viento es la Pizzería Buono, un italiano que, por suerte para ellos, suele cerrar los lunes. Aun así, tampoco se libró de los efectos negativos del temporal: "Quizás atendimos un 30% de lo que suele venir. Tuvimos que recoger mesas y sombrillas, porque se volaban. Empezamos a perder a gente el domingo a partir de las 15.00 horas. El martes y el miércoles solo vino gente extranjera que no sabía que iba a hacer mal tiempo", explica una de sus trabajadoras.
Afectados, pero menos
Mientras, en el interior -con rachas de hasta 50.5 km/h- negocios como El Sevillano y María Hija III -junto al Mercado Central- o la Confitería Santa Rita, la pérdida de clientes, aunque se notó, no fue tan acentuada: "Ha venido el 80% de lo que suele venir en un día normal de semana, aunque es una aproximación. Aquí caen dos gotas y la gente ya se queda en su casa", cuentan desde la confitería.
También en los asadores y locales de comida casera para llevar han sentido la caída en las ventas. Desde el Asador Entrefuegos, situado en plena Avenida Federico García Lorca, los pedidos se redujeron un 30%: "A la gente le costaba salir. Este miércoles, por ejemplo, que hicimos paella, no se vendió tan bien, se notó que los clientes no querían venir a recoger el plato".
En otros establecimientos no han tenido tanta 'suerte': "Ha venido mucha menos gente, podría decirse que un 30% de la que viene normalmente", lamentan desde el Bar Bonillo, un pequeño local de toda la vida que no dispone de terraza. Lo mismo le ha ocurrido al Bar Barea, que al estar ubicado en una plaza desprotegida, ha visto pasar por su negocio tan solo a un 20% de los clientes que tiene habitualmente: "Te podría decir que estos días hemos ingresado un 10% de lo que solemos facturar, es muy poco. Tuvimos que recoger hasta la terraza por seguridad. Se nos rompió una sombrilla", relata el dueño.
Si bien Almería es una ciudad acostumbrada al sol, también está preparada para aquellos días en los que sopla el viento. Sin embargo, los hosteleros reconocen que esta borrasca ha sido más agresiva de lo que se esperaban: "Normalmente hace viento, pero como el tiempo no es frío se lleva bien. En verano incluso se agradece, porque suaviza el calor. Pero Herminia ha sido muy violenta, la gente no ha salido de sus casas por miedo", concuerdan.