Se traspasa uno de los mejores restaurantes de pescado de la última década en Almería
Este popular negocio hostelero bajó su persiana definitivamente a finales de septiembre

Imagen de la fachada del restaurante, ubicado en la Vega de Acá.
A finales del pasado mes de septiembre bajó su persiana uno de los negocios hosteleros especializados en pescado más populares de la última década en Almería. Conocido por sus vitrinas siempre repletas de piezas frescas, como ventana a su vistosa cocina, y su sabroso arroz con bogavante con un toque picante, este restaurante, que también ofrecía una gran variedad de tapas, se traspasa y busca nuevos dueños.
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Restaurante Olea abrió sus puertas en la Vega de Acá, apostando por ofrecer una alternativa de calidad en la nueva zona de expansión de la capital almeriense, siendo de los primeros negocios en ubicarse en dicho entorno. Llegó de la mano de una conocida saga familiar de hosteleros vinculados a otros templos gastronómicos con sabor a mar como fue Sotavento o como sigue siendo La Barraquilla, ambos de la barriada de El Alquián.
Pescado al peso y una selecta carta de vinos
El exitoso negocio de la Vega de Acá, que finalmente ha cerrado sus puertas por la jubilación de Antonio, miembro de la sociedad propietaria del restaurante de la que formaban parte un arquitecto y un abogado de Granada, nació y se mantuvo siempre como un lugar de cocina tradicional, ofreciendo todo tipo de pescados y mariscos, desde mero a gamba roja, pasando por su rico calamar en aceite, lecha, gallo pedro, jibia en salsa o concha fina.
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Ubicado en el número 14 de la calle Alfonso Sánchez, Restaurante Olea recibía a sus clientes en un amplio salón con barra dedicado al tapeo, antes de pasar a uno más amplio para comidas y cenas a la carta, en el que disfrutar también de referencias de carne como el solomillo de cerdo ibérico o la presa ibérica. Además, su carta de vinos era una de las más completas de la capital, con botellas de diferentes denominaciones como Ribera del Duero, Rioja, Rueda, Penedés, Bierzo, Somontano, Rías Baixas, Champagne, distintos rosados y cavas. Y tampoco faltaba el vino de Almería.
Con el cierre de Olea se ha puesto fin a un proyecto valiente, a todo un referente gastronómico por el que han pasado a lo largo de casi una década miles de almerienses, destacando que fue el lugar elegido en numerosas ocasiones por empresarios y cargos políticos de nivel autonómico y estatal. Ahora su persiana está cerrada, a la espera de que se pueda hacer efectivo su traspaso y este negocio vuelva a tener la vida que tuvo. Eso sí, se desconoce si sus futuros propietarios optarán por mantener la línea del ya desaparecido restaurante u optarían por un nuevo estilo de negocio.