En esta dualidad permanente en la que vive la hostelería almeriense en la que hasta los bares de barrio se suben a la ola de las exigencias de la cocina moderna mientras que proliferan esos establecimientos a pie de calle llenos de olor a la casa de tu madre -todos sabemos que nuestros recuerdos infantiles huelen a potaje, guisillo o cocido-, hay quien sigue pensando que se puede atender a todo.

Así lo creen en el Hotel Catedral que mientras mantienen sus servicios habituales tanto en su restaurante como en La Azotea ha decidido convertirse en ese ‘hogar’ que muchas veces echan en falta los trabajadores del centro de la ciudad, empresarios, vecinos sin tiempo de cocinar y hasta estudiantes que mueren por llevarse a la boca un plato de cuchara.

Para cubrir este hueco que antes estaba copado por los típicos bares de menú en peligro de extinción más allá de los grandes polígonos industriales, este espacio gastronómico ha decidido lanzarse a poner en marcha una oferta diaria de menú por 15 euros en el que el cliente cuenta con entrante a elegir entre ensalada, salmorejo o sopa de picadillo, el plato del día, postre, bebida y café.

¿Qué se puede comer?

Lo cierto, y así lo explican desde el propio Restaurante Catedral en sus redes sociales, es que cada semana van cambiando los platos pero a modo de ejemplo aquí van los principales de esta semana: paella, potaje de calabaza, lasaña de verduras, ternera a la jardinera con patatas dado y migas de Almería.

Orientados para quienes buscan “rapidez, calidad y el auténtico sabor casero” estos menús se pueden encontrar de lunes a viernes. Eso sí, si no tienes tiempo para consumirlo en el local, también los preparan para llevar. Así te puedes llevar tu plato de cuchara a casa o al trabajo.

Eso sí, se recomienda para los que se decidan a los platos de cuchara del Catedral, que sigan los cánones a los que ya nos hemos acostumbrado, que reserven antes de acudir ya sea para ocupar una mesa o para llevar. Y es que si se quiere comer bien, como si estuviésemos en casa, pero sin tener que cocinar, también se puede.