Reponer un diente a tiempo evita problemas mayores
La ausencia de piezas dentarias provoca pérdida de hueso, desplazamientos y alteraciones funcionales

La doctora Alicia Pérez García, en la Clínica Dental que dirige en Almería.
Perder un diente no significa únicamente dejar un hueco en la sonrisa. En Clínica Dental Alicia Pérez García, en Almería, recuerdan que cada pieza cumple una función clave y que su ausencia inicia un proceso progresivo que puede afectar al hueso, a la mordida y a la salud general de la boca.
Cuando un diente no se sustituye, el hueso que lo sostenía comienza a reabsorberse. Este desgaste óseo es silencioso, pero constante, el maxilar pierde volumen, la encía se retrae y, con el tiempo, la estructura facial puede verse alterada. A ello se suman los cambios en la mordida. Los dientes vecinos tienden a desplazarse para ocupar el espacio vacío, y los de la arcada opuesta pueden “buscar” contacto descendiendo más de lo normal. Todo ello genera tensiones, desgaste prematuro e incluso molestias articulares.
Función y estética, dos caras de un mismo problema
Más allá del aspecto estético, masticar con zonas desdentadas obliga a otras piezas a trabajar en exceso, lo que provoca fracturas, sensibilidad y problemas en las encías. La digestión también se ve afectada. Una masticación deficiente repercute directamente en cómo el organismo procesa los alimentos.
Las soluciones actuales, como los implantes dentales, permiten devolver estabilidad, función y estética con procedimientos mínimamente invasivos. En la clínica explican que reponer una pieza a tiempo evita perder más hueso en el futuro y facilita tratamientos más sencillos y duraderos. Además, recuperar la mordida correcta mejora la fonación, el equilibrio mandibular y la calidad de vida diaria.
En plena ciudad de Almería, en C/poeta paco aquino, número 57,1-1 frente los juzgados, el equipo de la doctora Alicia Pérez García apuesta por un enfoque personalizado, apoyado en tecnología y diagnósticos precisos, para conservar la salud integral de la boca. Porque mantener cada diente —o reemplazarlo cuando ya no está— es clave para proteger el hueso, la función y la armonía de la sonrisa.