Cómo tu móvil puede salvarte en un juicio: varios casos almerienses que lo demuestran
Indalboran Consulting ha desarrollado herramientas capaces de certificar la ubicación de una persona

Israel Martinez economista de Indalboran Consulting.
Cada día dejamos un rastro invisible que puede cambiarlo todo: desde nuestra ubicación hasta las conversaciones que mantenemos o los lugares por los que pasamos.
Lo que puede parecer una simple rutina digital sin importancia, puede convertirse en la prueba definitiva cuando la vida nos enfrenta a una acusación, un conflicto legal o una investigación fiscal. Y es entonces cuando la tecnología se convierte en algo más que una herramienta: en un testigo con valor probatorio.
En este episodio de 'Economía con salidas', hablamos con Israel Martínez, economista y asesor de Indalboran Consulting, sobre cómo los datos que generan nuestros propios dispositivos pueden servirnos para demostrar la verdad con todas las garantías legales.
Casos reales, como el de una acusación injusta o una baja laboral manipulada, nos muestran cómo la tecnología —bien utilizada— puede marcar la diferencia entre perderlo todo o salvar la reputación.
Puedes escuchar la colaboración todos los martes en 'Hoy por Hoy Almería' o en formato podcast en la web de Cadena SER Almería, o aquí debajo.
Si deseas revisar tu situación financiera con profesionales especializados, puedes contactar con el equipo de Indalboran Consulting en la calle Ángel Ochotorena, 4, entreplanta (Almería), o llamar al 950 46 20 80. Para más información puedes visitar su web www.indalboran.com.
Israel, ¿es posible que nuestro teléfono móvil llegue a convertirse en una prueba legal capaz de demostrar ante un juez o un notario que algo ocurrió realmente?
Sin ninguna duda. La protección de la privacidad y la gestión responsable de los datos son hoy más importantes que nunca. Tenemos tecnologías como la geolocalización y el registro de certificación de pruebas digitales que generan valor y confianza, pero debemos aplicarlas con estricta ética y transparencia.
Cuando vimos 'La vida de los otros', aquella película de hace ya 25 años, nos sorprendía hasta dónde podía llegar la intromisión en la privacidad ajena. Sin embargo, ahora todos llevamos un “dispositivo” en el bolsillo sin pensar en los riesgos que corremos o el rastro que vamos dejando. En Indalboran le hemos dado la vuelta a la situación y utilizamos la tecnología en beneficio de nuestros clientes.
Vamos a contar tres casos reales —evidentemente camuflados y con datos cambiados por cuestiones de privacidad—, pero lo importante es que utilizamos la tecnología para acreditar en todo momento la localización del interesado y, mediante la huella biométrica —que es lo más diferencial—, demostrar que es el interesado, y solo él, quien se encontraba donde decimos. La ventaja respecto a otros sistemas, como la localización de Google, es que esta última es fácilmente manipulable; la nuestra no.
Se nos presenta un dilema ¿Estaríamos dispuestos a compartir datos como nuestra ubicación o nuestras comunicaciones si eso sirve para demostrar la verdad? ¿Habéis tenido casos en los que hayáis ayudado de forma determinante a vuestros clientes?
Totalmente. Dando un paso atrás, por ejemplo, la Agencia Tributaria obliga a Amazon a geolocalizar todas nuestras compras con la excusa del devengo del IVA, para que no se pueda eludir el pago si la compra se ha realizado en territorio nacional. Es decir, ya lo estamos haciendo.
Nosotros tuvimos el caso de un empresario que se mudó a Madrid desde Andalucía y fue investigado por la Agencia Tributaria andaluza, que sospechaba que su traslado era ficticio para eludir el pago de sucesiones. La administración llegó a pedir las grabaciones de las cámaras de un club social exclusivo para acreditar que este hombre entraba y salía todos los días.
Gracias a los registros objetivos pudimos demostrar que residió efectivamente 189 días en Madrid, superando así el mínimo legal y asegurando su seguridad jurídica. Esta demostración es fundamental en casos litigiosos con las agencias tributarias.
¿Cómo puede garantizarse frente a posibles manipulaciones de una grabación o una conversación que realmente se utilicen solo para validar información y no para invadir la privacidad?
Un caso muy claro fue el de una empleada que envió su baja voluntaria por WhatsApp, pero luego se arrepintió, borró el mensaje e incluso llegó a acusar al empresario de acoso. Pudimos demostrar —con detalles técnicos que no vamos a entrar a explicar, pero incluso accediendo a los servidores de Meta— el envío original del mensaje y acreditar fehacientemente las conversaciones, tanto las reales como las que habían sido manipuladas.
Con ello pudimos demostrar la inexistencia de las amenazas del empresario y la manifestación clara de la baja voluntaria. Complementamos así la labor de los letrados de la Administración de Justicia, que en ocasiones no saben cómo hacer esta acreditación fehaciente y se fían de simples pantallazos —fácilmente alterables— o de notarios que, aunque podrían hacerlo, muchas veces no quieren por desconocimiento de las consecuencias o por falta de medios técnicos.
Nuestra aplicación Geonotary de Indalboran es capaz de certificar con todas las garantías tecnológicas y legales estos intercambios, gracias a desarrollos informáticos que tenemos exclusivos y patentados.
¿Qué ventajas se consiguen cuando por medio de la tecnología —por ejemplo, con la geolocalización y el registro digital— se integran en un proceso que permite certificar acontecimientos que han ocurrido?
Otro caso muy relevante, aunque no podamos dar demasiados detalles, fue el de una persona falsamente acusada de delitos muy graves. Pudimos acreditar que en los momentos en los que se le acusaba de haber cometido esos delitos no estaba ni siquiera en las inmediaciones, ni en un radio de 50 kilómetros del lugar. Gracias a ello pudimos salvar a esta persona de una acusación injusta.
La trazabilidad y la certificación fiable de ubicaciones, mensajes y otros registros digitales resultaron decisivos para salvaguardar su reputación y su inocencia.