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Un Almería de hierro y cristal: punto agridulce

Partido de locura en Girona

Carlos Miralles
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Es el partido que menos gusta a los entrenadores. Seguro que Pablo Machín y Fernando Soriano no hubieran firmado un empate antes del partido, pero con el transcurrir del mismo, ambos se pueden dar por satisfechos. En Montilivi se vio a un Almería de hierro en su ataque, marcando tres tantos en un campo difíciles y en jugadas de auténtica pillería. Pero esto contrasta con un sistema defensivo de cristal, incapaz de parar los centros laterales ni tapar un pase desde la medular hasta el área de Julián. Una tarde de pesadillas para los centrales y el guardameta, no solo del Almería, también del Girona.
La salsa de los seis goles permitió ver un bonito espectáculo, con dos conjuntos con miedo a errar atrás y voraces en ataque. Y es que a Pozo y Fidel les va la marcha. A los 28 minutos, con el Girona esperando un saque de falta en largo, el malagueño y el onubense sorprendieron para servir a Quique el 0-1, con el que se estrena este año,


Sufrimiento
Tras el gol, se evidenciaron más los problemas para tapar los centros laterales del Girona. Entre el 38’ y el 41’, el Almería desapareció de Montilivi, cada segundo era eterno esperando el descanso, porque los tantos de Pere Pons y Fran Sandaza fueron dos cuchillazos al corazón del equipo. Lo mejor fue el pitido final del árbitro.
A la vuelta de vestuarios, cambio de cara. Salieron los rojiblancos a buscar el arco de Bounou y el primer aviso fue de Nano. En el minuto 47, Antonio Puertas convirtió en oro un lanzamiento igualando la contienda. No se encontraba a sí mismo el Girona.


Remontada
Después del golpe moral del 2-1, el empate de Puertas estimuló el ataque almeriense. Quique, participativo y volviendo al nivel de la campaña pasada, sacó de forma inverosímil un pase a Fidel, que se quedó solo ante Bounou para firmar el 2-3. Montilivi silbó a sus futbolistas, que no habían disparado a la meta de Julián Cuesta en todo el segundo acto.


Otro palo
Un centro lateral, palabras que se tienen que grabar a fuego los jugadores rojiblancos, bastó para que el Girona igualara. Fue Longo quien cazó un rechace de Julián. A partir de ahí, el Almería tuvo que defender y le pudo costar la derrota.
El punto deja mejor sabor de boca en Girona, ya que se vio dos veces por detrás en el marcador. La conclusión está clara: ofensivamente el Almería da juego, se siente cómodo, ve puerta, pero sigue teniendo lagunas atrás que cuestan goles y, como en el día de ayer, dos puntos.
Buscar el equilibrio dará más consistencia a un Almería capaz de cambiar el sufrimiento por la alegría, y viceversa, en un abrir y cerrar de ojos. El fútbol va dando lecciones cada semana y ayer quedó demostrado que tan importante es un buen ataque como una buena zaga.


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