Bendito sufrimiento
Yo siempre he ido al fútbol a ver ganar al Almería sin importarme sufrir hasta el fin

Los seguidores del Almería lo aguantan todo.
“Un día nos da el infarto”, dicen los aficionados del Almería con más razón que un Santo, pero es que no nos llega para golear a nadie y a esto se juega para ganar sin importar el como.
Yo desde que era un niño he sufrido viendo al Almería y he disfrutado cada triunfo como nadie, y el día que deje de sufrir no iré al campo. De hecho no puedo ir ahora y sufro más en la distancia. En el campo siempre he gritado mucho.
Todo el mundo me comenta lo que se sufre en el Mediterráneo con este Almería y uno que siempre ha sido socio echa la mirada atrás y: si yo te contara...
He sufrido en el Estadio de La Falange como en el Franco Navarro, Municipal y Juan Rojas. Hasta radiando los partidos no he podido evitar contagiarme del ambiente de la grada.
Los colores de la tierra tiran. Cuando Almería se juega algo no puedo mirar hacia otro lado y el corazón late de forma diferente hasta que llega el pitido final.
Siempre he tenido claro que esto es lo que nos hace volver al campo. Esto es lo que se dice popularmente el amor a unos colores. Esto es lo que me hace amar mi profesión.
Pero siempre he tenido claro que a esto se juega para ganar y cuando la victoria llega cargada de emociones te deja un cuerpo que no veas.
Siempre seré aquel socio 520 de la A. D. Almería. Jamás he olvidado aquella tarde llorando en La Falange cuando mi padre me llevó a ver al Almería por primera vez. Ni aquellos partidos de Primera con mi novia en Fondo Norte y uno en la Preferencia. Y los viajes fuera con Andrés el de Río Preto.
El fútbol es un sentimiento. Es un corazón que se altera. Es algo que no se explica. Se siente y se expresa en cada gol. En el triunfo y en la derrota.
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