El Real Madrid gana al Granada por la mínima en el Bernabéu y sufriendo
Real Madrid 1 Granada 0

Celebración del 1-0.
La tarde se prestaba a todo tipo de juegos, con o sin balón. El Bernabéu se iluminaba con esa primavera apacible que es el otoño de Madrid. No había excusas para rajarse y el Granada no las puso. Lo hizo todo para ganar y perdió. Le queda el consuelo de un gol que no debió ser anulado y el respeto de un estadio que no se sintió seguro hasta que el árbitro pitó el final. Hay otras formas de victoria aunque no se canjeen por puntos.
Benítez debe analizar cuánto dejó de poner su equipo y cuánto no puso por mérito del rival. El estudio le será de gran utilidad porque le permitirá ajustar tornillos que andan flojos. La defensa falló como no suele, el mediocampo se atascó por momentos y el ataque careció del dinamismo de las últimas ocasiones. El Granada sorprendió desde el inicio. Buen equipo, con más virtudes que el orden y el aseo. Ambicioso con el balón y ágil en el ataque, presuroso en los desdobles por banda. Con energía suficiente como para entrar el área de Keylor y pisotear sus flores.
Sorpresa Estoy por asegurar que el Madrid se sorprendió en la misma medida que los espectadores. El rival tenía una talla superior a la que aparecía en el programa.
Lo advirtió por vez primera a los siete minutos, cuando Marcelo desactivó un centro del italiano Biraghi, interesante lateral zurdo cedido por el Inter. Lo confirmó cuando a las incursiones visitantes por la izquierda se sumaron sus avances por la derecha. En ese sector cada combinación entre Success y El Arabi era el anuncio de un peligro. Ninguno superior al que desembocó en el gol anulado al Granada, conseguido por el francés de origen magrebí.
En la 2ª parte, prosiguió el intercambio. Un taconazo de El Arabi dejó a Success en posición de gol y el nigeriano cometió un error imperdonable: en vez de chutar, se puso creativo. La insolencia fue castigada de inmediato por el Madrid con el 1-0.