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Hay argumentos para seguir pensando en positivo

Pese a la derrota ante el Sevilla

Miguel del Pino
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Es indudable e incuestionable que todos salimos defraudados, tristes y con mal sabor de boca del Estadio Mediterráneo. Llegamos cargados de ilusión y salimos con la cabeza baja por culpa de los dos zarpazos que Iborra y Coke propinaron al equipo almeriense y que supusieron la pérdida de los tres puntos. Pasado ese primer momento de rabia por lo que pudo ser y no fue llega el momento de la serena reflexión. En este punto hay que decir con presteza que el Almería compitió francamente bien ante el Sevilla, que este encuentro es de los que se puede perder por la mayor entidad del rival y que a Juan Ignacio Martínez le queda aún bastante trabajo al frente del equipo para que éste alcance su mejor nivel. El primer tiempo fue impecable: el Sevilla no disparó ni una sola vez sobre la meta de Julián con peligro y el Almería dispuso de las mejores ocasiones. Con dos líneas de cuatro muy juntas, perfectamente coordinadas y un sistema de ayudas intenso y eficaz los rojiblancos consiguieron que se le nublaran las ideas a los sevillistas a la hora de atacar. En la segunda mitad, sobre todo hasta el 0-2 cambio la decoración, el Almería perdió el control, apareció Reyes y llegaron dos goles conseguidos por los dos medios centros rivales.
El echo de que tanto Iborra como Coke atacaran el balón libres de marca es una de las notas más negativas del encuentro. Corresponde al técnico estudiar las causas de ese descenso en el rendimiento de su sala de máquinas y buscar las soluciones para corregirlo. Por otra parte hay que reseñar en el primer gol que Verza, en lugar de oponerse al disparo de Iborra, le da la espalda al rival y que Julian no estaba cubriendo el único hueco de que disponía el jugador hispalense. Pero también en este segundo periodo hubo cosas positivas por parte de los nuestros. Cuando parecía que el barco estaba hundido, sus valientes marineros lucharon hasta la extenuación para sacarlo a flote y estuvieron lo suficientemente cerca de conseguirlo como para seguir manteniendo la confianza en ellos. Es el momento de mirar hacia adelante, asimilar lo que estos profesionales han hecho en el 2015 y ver que hay argumentos para seguir pensando en positivo. Tras la derrota, la botella debe estar medio llena.


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