En el fútbol los milagros no suelen prodigarse y el Almería necesita uno de los más sonados del fútbol mundial para salvarse de la quema del descenso en esta nefasta campaña que está tocando a su fin. Considero que tiene una plantilla competitiva y preparada para pelear en igualdad de condiciones con otros equipos, por ejemplo Osasuna, por la permanencia. Pero no creo que halla ningún equipo en el mundo que pueda lograr los objetivos propuestos con un sistema de juego tan arcaico y trasnochado como el que utiliza la Unión. Hoy todos los equipos de fútbol serios tienen en la sala de máquinas, al menos, un especialista en la recuperación de balones. A pesar de la calidad y del tremendo potencial ofensivo que atesoran Barcelona y Real Madrid ni uno ni otro juegan nunca sin  un volante defensivo. Busquets en el conjunto catalán, que es el más osado, y Alonso y Modric, en el Real Madrid. El actual líder de la Liga lo es por la capacidad de recuperación de su centro del campo. Así se podrían enumerar uno a uno los equipos de Primera y se puede ver que todos buscan el equilibrio dando consistencia a la medular. Cuando Francisco estuvo muy cerca de ser relevado tras un pésimo comienzo de Liga culminado con su derrota en San Sebastián, salvo la cabeza colocando a Pellerano como pivote defensivo, o tercer central, en Valencia y Pamplona. El Almería con ese sistema hizo pleno fuera de casa. Sin que se sepa la razón, nunca más lo repitió ni siquiera cuando el club le trajo un especialista en ese puesto como Hans, al que no ha dado bola. En el Almería esta función de recuperación la realiza Verza. Cuando se le ficho en el verano de 2011 el propio club lo definió como ‘un jugador polivalente, aunque se caracteriza sobre todo por su calidad, por su visión de juego y por su efectividad en las acciones a balón parado’. El murciano ha tenido que renuncia a casi todas esas virtudes que lo adornaban y adornan para sacrificarse en defensa, eso sí más sólo que la una a la hora de parar a los rivales. El resultado de este sistema, que pasó a mejor vida hace muchos años, es que el Almería ha encajado 8 goles en los cuatro últimos partidos y 60 en total. Esta lluvia de goles recibidos no es fruto de fallos individuales sino de una forma de jugar que conduce a la inconsistencia.