Uno de los puntos básicos para que un equipo logre sus objetivos deportivos es que sea capaz de hacerse fuerte en casa. El Almería, en este aspecto, ha enderezado de tal modo su rumbo que no sólo ha ganado sus dos últimos encuentros como local, sino que lo ha hecho goleando a sus rivales y practicando un fútbol de muchos más kilates que los que corresponden a la categoría.

El brillante triunfo logrado ante el Guadalajara ha permitido a los almerienses volver a meterse en zona de playoff de ascenso, lo cual no deja de ser anecdótico y, lo más importante, no sólo ha impedido que los rojiblancos quedaran algo descolgados de de la zona noble de la tabla, sino que ha acortado la distancias con la cabeza. Antes de diputarse la vigésima jornada los rojiblancos estaban a cinco puntos de la cabeza, que entonces era propiedad del Elche, ahora sólo le separan cuatro puntos del nuevo líder que es el Deportivo. Lo que no podrá ser el almería al término de la primera vuelta es Campeón de invierno, porque nunca podrá superar tras la jornada del próximo fin de semana al cuadro gallego.

Pero si está al alcance de su mano el poder acabar la primera vuelta como segundo ya que el Elche está a tiro de piedra, es decir a sólo dos puntos de los hombres de Lucas Alcaraz. Superada la asignatura de no ‘matar’ los partidos de casa ahora le toca al cuadro rojiblanco recuperar la buena senda en sus actuaciones como visitante. Después de haber tenido un comienzo espectacular en sus desplazamientos, con tres victorias y un empate en sus cuatro primeras comparecencias lejos de su feudo, ha ido perdiendo contundencia y eficacia en sus desplazamientos hasta el punto de que el próximo viernes habrá cumulado 83 días sin saborear el triunfo como visitante. El 29 de octubre los pupilos de Alcaraz conquistaban tres valiosos puntos en Chapín ante el Xerez y desde entonces no han vuelto a ganar. En sus dos últimos desplazamientos ha empatado por lo que lleva 55 días sin conocer la derrota lejos del Mediterráneo.