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"Ya se han cagado dos o tres veces en la piscina": indignación en Almería por el último reto de TikTok

Los continuos cierres y reaperturas de la piscina en apenas dos semanas han generado inquietud entre los vecinos

Piscina envuelta en una cinta que prohíbe la entrada en ella.

Piscina envuelta en una cinta que prohíbe la entrada en ella.

Víctor Navarro
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En el verano del algoritmo y la estupidez competitiva, hay quien ha decidido que la cima del entretenimiento juvenil consiste en defecar en piscinas públicas. No es una metáfora, aunque ojalá lo fuera. El llamado “reto viral” —que de viral tiene más de escatológico que de popular— ha convertido el cloro de algunas piscinas de España en campo de batalla y a los socorristas en improvisados gestores de crisis biológica.

Basta con que uno se ría para que la bromita se propague como agua turbia por las piscinas. En lugares como Canjáyar, donde la piscina municipal funciona casi como un refugio infantil contra el calor extremo, se han encontrado heces en el agua, y los vecinos se preguntan si el reto ha llegado a su pueblo. Una ‘hazaña’ que no solo carece de gracia, sino que tiene consecuencias reales.

Y las están teniendo. Los nervios andan tensos entre los vecinos, que han denunciado a este periódico que esta situación escatológica se ha producido en la piscina del pueblo. Sea por el dichoso reto viral, o por problemas de mantenimiento, lo cierto es que la piscina municipal de Canjáyar ha tenido que cerrar sus puertas en varias ocasiones a lo largo de estas dos semanas. Un cierre intermitente que ha alimentado el malestar de bañistas y padres, que ven como como uno de los respiros vacacionales del pueblo se pueda convertir en un espacio incómodo.

"Permanecerá cerrada en el día de hoy"

Todo apunta a que la gracieta ha sido un caso aislado, sumado a desajustes en el agua que ha propiciado que durante el mes de julio, la piscina municipal ha experimentado varios cierres y reaperturas, motivados tanto por tareas de mantenimiento como por motivos relacionados con la calidad del agua.

La alcaldesa de Canjáyar, Antonia Urrutia ha explicado LA VOZ  que, desde el Ayuntamiento "se han visto obligados durante el verano al cierre puntual de las instalaciones para llevar a cabo labores de mantenimiento, así como la presencia de heces en alguna ocasión. Se trata de una situación que está fuera de nuestro control y ante la cual, desde el Ayuntamiento hemos actuado con la mayor inmediatez, aplicando las medidas sanitarias pertinentes para garantizar que nuestras instalaciones se encuentren en el mejor estado higiénico y sanitario posible, y así poder reabrirlas cuanto antes para el uso y disfrute de nuestros vecinos", señala Urrutia.

El 16 de julio, la cuenta oficial de Instagram del Ayuntamiento canjilón publicaba el siguiente mensaje: “Debido a tareas de mantenimiento, la piscina municipal permanecerá cerrada durante el día de hoy. Lamentamos las molestias y agradecemos vuestra comprensión”. A lo que dos usuarios respondían con un escueto “mucho cloro”.

Ese mismo mensaje se repitió el 22 de julio, esta vez acompañado por un bando municipal publicado en la web oficial a las 14:04h: “Se procede al cierre voluntario de la piscina para llevar a cabo el mantenimiento reglamentario. Desde la Alcaldía se comunicará la reapertura de la misma una vez cumpla con todas las condiciones higiénico-sanitarias óptimas”.

Todo parecía volver a la normalidad, hasta que el 27 de julio la piscina volvió a clausurarse. Según relatan varios vecinos, el cierre se habría producido a las 18:45, “al encontrar heces en el agua”. Las mismas fuentes indican que "el 28 la piscina abrió de nuevo… solo para volver a cerrarse al día siguiente. "Ya se han cagado dos o tres veces en la piscina", explica una vecina airada.

Evaluación del agua

El vaivén de reaperturas está enfriando, literalmente, el verano de un pueblo que había logrado articular un catálogo de actividades lúdicas bastante atractivo en torno a sus espacios acuáticos. Desde un futbolín humano instalado junto a la piscina, hasta fiestas estivales con música y color, pasando por cursos de monitor de tiempo libre o de iniciación al kayak en la balsa. Propuestas pensadas para dinamizar Canjáyar y dar vida a las tardes tórridas, ahora salpicadas por episodios que nadie quiere volver a mencionar sin torcer el gesto.

En el pueblo se rumoreaba la presencia de técnicos de Sanidad en la piscina, y no era un bulo de vestuario. Desde la Delegación Territorial de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía en Almería han confirmado a este periódico que, en efecto, “la presencia en varias ocasiones” de sus técnicos ha sido necesaria.

Según explican, los cierres intermitentes de la piscina han requerido actuaciones técnicas para evaluar desajustes en los niveles del agua y garantizar un uso seguro y óptimo de la instalación. Añaden también que el Ayuntamiento de Canjáyar ha colaborado en todo momento con los trabajos pertinentes, facilitando que la piscina pudiera volver a abrir sus puertas en el menor tiempo posible.

Riesgos

Defecar en una piscina no es solo una broma de mal gusto; es un riesgo serio para la salud pública. Este tipo de comportamiento puede contaminar el agua con bacterias como E. coli o parásitos como Cryptosporidium, que causan infecciones gastrointestinales, como diarrea, vómitos y fiebre, además de enfermedades más graves.

La contaminación del agua obliga a cerrar la instalación para desinfectarla adecuadamente, y puede afectar a cientos de personas que usan la piscina, especialmente niños y personas con el sistema inmunológico debilitado. Más allá del impacto sanitario, este acto irresponsable genera un coste económico para la comunidad y pone en entredicho la seguridad de un espacio pensado para el ocio y la convivencia.

Aunque estos episodios han empañado un tramo de la temporada, la piscina municipal de Canjáyar sigue siendo un lugar de encuentro y descanso para muchos vecinos. Con la responsabilidad y el respeto de todos, es posible recuperar ese espacio de disfrute y frescura que tanto se necesita en verano. Porque el verdadero cuidado de la piscina depende de cada bañista, y juntos pueden hacer que vuelva a ser un lugar seguro y agradable para toda la comunidad.

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