Decepcionante
Decepcionante
Quienes no pertenecemos a ningún partido político y por lo tanto estamos lejos de algún carguito bien remunerado somos reacios a la exaltación delirante tal como va la campaña andaluza. Entiendo a los militantes de ambas agrupaciones con posibilidad de gobernar trabajando como negros por hacerse con el poder. Más vale así, luego tienen cuatro años para poder descansar. Dicen que el pueblo está harto de elecciones tan seguidas y que disminuye la participación juvenil en las urnas. Supongo que es lo menos que puede ocurrir ante la oferta de unos candidatos que no aprueban. En esta campaña se andan cruzando dos miedos, el de Griñán por el triunfo muy posible de la derechona -adivinen lo que esto significa en una tierra cuya conciencia está llena de señoritos y terratenientes folklóricos- y el de Javier Arenas que se juega su cuarta derrota y tal vez el ostracismo. Rajoy ha puesto en circulación su táctica del sentido común, pero los candidatos esconden más que ponen de manifiesto. Lo normal sería decirle al electorado: miren ustedes, he aquí nuestro programa. Lo vamos a cumplir a rajatabla. Hemos tenido fallos, sí, pero también hemos avanzado. Al buen criterio de la gente el veredicto final. Claro, esto pasaría si la política no fuera la guerra por otro camino. Para los directores de campaña son preferibles las medias verdades y no reconocer nunca al adversario lo bueno que pueda tener. Pongamos un ejemplo que hoy comenta la prensa. Javier Arenas se niega a acudir a Canal Sur para discutir con sus oponentes. Para una buena ocasión que tenemos va y la desprecia. Alega que Canal Sur no es un terreno neutral y se va a Antequera. Esto se llama mieditis. Los andaluces tienen derecho a verle tal cual es. No haga lo que Rajoy. Como ha dicho Rubalcaba: mientras los socialistas trabajan por librar a los andaluces de Rajoy, Arenas se empeña en instalar a Rajoy con su reforma laboral en el centro del mapa de la derechona. Atención, andaluces.