La lucha vecinal en zonas como el barrio del Raval en Barcelona o Nervión en Sevilla, han inspirado a vecinos de Los Melilleros de Roquetas, que han mantenido contactos con representantes de estos barrios y anuncian acciones de protesta y de presión ante las administraciones públicas.

A pesar de las medidas adoptadas este verano contra la prostitución y la inseguridad, los problemas no solo no se han acabado sino que se han incrementado considerablemente, según aseguran los vecinos, que preparan entre sus acciones una manifestación que pretenden celebrar dos días antes de las elecciones generales y anuncian la próxima constitución de una asociación desde la que canalizarán sus peticiones.

Por lo pronto, se han enviado escritos a la Subdelegación del Gobierno y al Defensor del Pueblo Andaluz, que al parecer ha abierto una investigación. Mañana viernes tienen prevista una reunión con el Subdelegado, Andrés Heras, al que pretenden trasladar su malestar por el deterioro de la situación y la falta de medidas efectivas, y le transmitirán su intención de celebrar una manifestación frente a las puertas del Ayuntamiento de Roquetas el próximo 18 de noviembre.

Aseguran los vecinos que la prostitución no solo no se ha erradicado con el incremento de controles acordado este verano en la Junta Local de Seguridad, sino que ha aumentado exponencialmente porque cada vez son más los vecinos que se marchan hartos de los problemas, y sus viviendas son ocupadas inmediatamente por las redes de prostitución.

Seis años de problemas

El problema se arrastra desde hace seis años, cuando empezaron a trasladarse a esta zona de Roquetas, próxima al barrio de las 200 Viviendas, prostitutas que hasta entonces ejercían su actividad en cortijos de las zonas agrícolas. Las prostitutas y sus proxenetas son cada vez más numerosas en las calles del barrio, y con ellas aumentan las peleas, los robos, los altercados y las molestias a los vecinos tradicionales del barrio, en su mayoría personas mayores que llevan toda la vida en él, y que prefieren no identificarse porque temen por su seguridad.

Aseguran que el barrio se ha convertido en un auténtico “polvorín”, ante la falta de medidas efectivas, ya que desde el verano lo único que ha cambiado es que la Guardia Civil ahora acude al lugar inmediatamente tras recibir la llamada de los vecinos, con dos o tres coches patrulla, pero “en cuanto se van, todo vuelve a ser igual”.

Bares y locutorios

Los vecinos culpan de forma especial a dos bares y dos locutorios existentes en la zona, puntos habituales de encuentro para la población inmigrante que utiliza los servicios de prostitución de estas mujeres (que son sobre todo nigerianas, rumanas, marroquíes y búlgaras).

Según los vecinos, además de incumplir sin control varias normativas en la venta de determinados productos, generan un excesivo ruido hasta altas horas de la madrugada que por el momento no ha sido medido por el Ayuntamiento a pesar de las peticiones realizadas en este sentido. Dormir se convierte en una tarea casi imposible, en una zona en la que hay actividad durante toda la noche y que amanece con gran suciedad en sus calles.