Hablemos de reformas
Hablemos de reformas
Con la llegada de septiembre se impone el trabajo, y agosto nos ha dejado demasiado sobre la mesa política del país. Está claro que los políticos que cobran de la diputación no están por los cambios, ¡estaría bien! Los alcaldes y ediles, por muy pequeños que sean sus municipios, no quieren ver desaparecer sus parcelas de poder, por muy pequeñas que estas sean. Y qué se puede decir de los parlamentos autonómicos, con sus sueldos, sus prebendas y los chollos para sus familias políticas. Pero algo tienen que cambiar, y lo harán estos chicos, ya lo verán ustedes, pero de tal manera que no se vean afectados sus intereses, sus sueldos y los de sus compañeros de partido. Nos comerán el coco para que al final todo quede igual para ellos. Los obuses se han lanzado contra las diputaciones, pero nadie quiere hablar (o así lo parece) de las comunidades autónomas que se han demostrado en estos treinta años como la madre del cordero del gasto, del cachondeo, de la mala gestión y de la paralización de Andalucía. Si fueran un poco más serios los políticos que nos gobiernan la reforma tendría que comenzar por los ayuntamientos, seguir con las diputaciones, llegar hasta las comunidades y acabar en el congreso y en el senado. Sobran políticos en los ayuntamientos, en las diputaciones, en las autonomías, en el congreso y qué decir del senado, donde sobra todo él. No nos podemos permitir seguir pagando a tanto político viviendo del cuento y del escaño. Los ciudadanos que de verdad estamos indignados lo estamos por culpa de unos dirigentes que sólo piensan en sus intereses y en los de su partido. Ha llegado septiembre, al trabajo.