Un matrimonio de chatarreros descubrió la tarde del pasado martes los restos de un esqueleto humano en un paraje de invernaderos de la barriada de Pampanico, en El Ejido. La Policía Nacional investiga el origen de los huesos, la identidad del sujeto y las causas del fallecimiento.

De momento, el caso es todavía un misterio. La pareja encontró los huesos sobre las 19 horas en una zona de invernaderos conocida como Cortijo Ruiseñores. En el interior de una acequia, un cráneo y una pieza larga (presuntamente perteneciente a una pierna de un adulto) asomaban entre algunos desechos, plásticos y ropas.

La Policía Nacional recibió la alerta y desplazó un equipo hasta el lugar del hallazgo. La dificultad de acceso en la ratonera de invernaderos obligó a los agentes a pedir la cooperación del matrimonio, que recogía chatarra cuando se topó con el cráneo (el contacto con la pareja se retrasó por una asistencia médica requerida por la mujer en un centro de salud).

Pasada la medianoche, los agentes acotaron el perímetro para evitar la entrada de personas ajenas a la investigación y facilitar las pesquisas de la Policía Científica. Los expertos en criminalística comenzaron la exploración a primera hora de la mañana del miércoles, en contacto con el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número Cuatro de El Ejido, encargado de las diligencias del caso.

Según fuentes de la investigación, no existen dudas del origen humano de los restos. Además del cráneo y de un hueso alargado, los agentes habrían encontrado a lo largo de la jornada otras piezas en el mismo entorno, semienterradas o tapadas por los plásticos (es una zona agraria y son comunes las basuras).

Se trata de un esqueleto viejo, consumido por el paso del tiempo. No obstante, no han trascendido detalles sobre las causas del fallecimiento y la Policía Nacional no ha confirmado que sea la víctima de una muerte violenta. La Brigada de la Policía Judicial de El Ejido continúa con las pesquisas. Los forenses podrían aportar datos sobre la data de la muerte y si hay evidencias de agresión.

Los restos serán enviados a un laboratorio de la Policía Nacional. La identificación será una prueba para la Sección de Antropología Forense del Servicio de Tecnologías Identificativas de la Comisaría General de Policía Científica, en Madrid. El cráneo y los dientes serán claves.