Desmantelan un asentamiento de chabolas con decenas de personas que se han quedado sin 'hogar'
Las Palmeras, asentamiento ubicado en una finca privada, ha sido desalojado por su nuevo propietario

Imagen de archivo de un asentamiento de chabolas en Níjar.
El drama de la infravivienda en el Campo de Níjar se perpetúa y tiene desde hace unos días un nuevo y triste capítulo. Sin alternativas habitacionales para sus residentes, otro asentamiento chabolista ha sido desalojado y desmantelado: las chabolas de Las Palmeras han pasado a la historia.
Las Palmeras era un asentamiento chabolista ubicado cerca de 'El 21', pero fuera del término municipal de Níjar. De hecho, se trata de un poblado de chabolas situado en Almería capital. El pasado viernes 13 de junio, y tras un cambio de propiedad de la finca en la que se encontraba el asentamiento, se procedía al desalojo de las casas compuestas de palets y plásticos.
En Las Palmeras vivían entre 30 y 40 personas. Al producirse el inicio del desalojo, los propios habitantes del poblado chabolista llamaron a la Policía Local de Níjar, que se personó en el lugar para comprobar la ubicación exacta. Sin embargo, al tratarse del municipio de Almería, los nijareños no pudieron actuar, avisando a la Policía Local de la capital.
Según fuentes municipales, la Policía Local de Almería acudió al desalojo, que se produjo con cierta tranquilidad y que se habría producido como consecuencia de una denuncia del nuevo propietario de la finca. Una vez desalojados de Las Palmeras, sus habitantes cambiaron de término municipal: entraron en Níjar, donde habrían buscado por sus propios medios una nueva ubicación en la que vivir.
"El propietario decidió 'limpiar' su finca"
"Se trata de un desalojo forzado de al menos cuarenta inmigrantes", confirman a LA VOZ desde la Fundación Almería Tierra Abierta. "Según las fuentes consultadas, el origen está en la compra-venta de los terrenos en los que se ubicaba este poblado, al decidir el nuevo propietario ‘limpiar’ su nueva finca de esas personas, sin atender a su situación y despreciando su difícil situación", denuncian.
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Una vez más, la provincia de Almería muestra la otra cara del final de los asentamientos chabolistas. Cabe recordar que, a comienzos de 2023, se desalojó El Walili prometiendo un realojo de sus habitantes en viviendas para temporeros en Los Grillos y, sin embargo, dos años y medio después estas viviendas están equipadas, pero cerradas a cal y canto.
Más recientemente, en febrero de este mismo 2025, sucedió algo similar con el asentamiento chabolista de El Uno, desalojado y desmantelado sin haber buscado previamente una alternativa habitacional para los migrantes que vivían allí.
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No obstante, sí hay un ejemplo de buena gestión de un desalojo de chabolas en el Campo de Níjar: en el verano de 2024, se acabó con el asentamiento de Cañaveral gracias al realojo de sus habitantes de la mano del Servicio Jesuita a Migrantes. En el caso de Las Palmeras no ha sucedido así.
"Se trata de un caso más para que desde las administraciones públicas y desde las iniciativas privadas tomemos conciencia del problema que representan los asentamientos irregulares repartidos por buena parte de la provincia" reclaman desde Almería Tierra Abierta. "Los almerienses hemos de asumir compromisos para resolver esta cuestión que, finalmente, representa un problema tan complejo como insoportable en una provincia que trata de buscar modelos de integración de quienes llegan desde otros territorios para vivir y trabajar junto a nosotros", explican.
Tal y como denunciaba hace una semana el delegado episcopal de Cáritas Diocesana Almería, Juan Antonio Plaza, "quitas un asentamiento y surge otro". Así, cabe suponer que los 40 habitantes de Las Palmeras acudieron al municipio de Níjar en busca de un lugar donde instalar sus 'hogares' una vez desalojados del asentamiento chabolista en el que vivían.
"No es posible ignorar que una parte importante de la producción agrícola descansa en el trabajo de miles de trabajadores inmigrantes y por ello la importancia de identificar los problemas y actuar, con la mayor celeridad posible, en encontrar soluciones habitacionales, educativas y de todo tipo de recursos para que Almería sea, de nuevo, una buena tierra de acogida donde todas las personas estén amparadas por los derechos que les conceden tanto la Carta de los Derechos Humanos de la ONU como la propia Constitución Española. Esos son también sus derechos y nuestro deber es procurar que se hagan efectivos. Es una cuestión de justicia social, de solidaridad y de compromiso de todos y para todos los que vivimos y trabajamos en y por Almería", reclaman desde Almería Tierra Abierta.