El tatuaje dejó de ser visto como un estigma hace años. Durante mucho tiempo estuvo asociado a una imagen negativa, vinculado con marineros o personas que habían estado en prisión, y tener uno visible podía costarte una oportunidad laboral en una entrevista. La industria del tatuaje crece a un ritmo desenfrenado mientras se consolidan nuevos valores, en una era en la que el cuerpo se alza como un medio de expresión personal, y el tatuaje es una de las muchas formas que las personas eligen para construir y afirmar su identidad. 

Entre el 40% y el 42% de la población española se ha realizado al menos un tatuaje en su vida. Esto representa entre 19 y 20 millones de españoles con al menos un tatuaje, con una edad media para el primero entre los 21 y 28 años, y un acontecimiento especialmente popular en jóvenes de 16 a 35 años, donde el porcentaje alcanza el 40%.  Con la demanda, llega la oferta, y el de tatuador es un oficio que ha crecido de la mano de este fenómeno.

“Al principio, cuando yo empezaba, no era una opción dedicarte a los tatuajes, no estaba bien visto en las familias. Ni siquiera se planteaba como opción de trabajo”, recuerda Rodrigo Gálvez, tatuador almeriense con dos décadas de experiencia y más de 50 premios nacionales e internacionales, que ha tatuado a celebridades como Luka Dončić, Marc Anthony o Alejandro Sanz. La percepción social comenzó a cambiar con la popularización del tatuaje entre futbolistas como Beckham, Guti o Sergio Ramos. “Los futbolistas contribuyeron muchísimo”, afirma.

El sector en España cuenta con más de 3.000 estudios de tatuaje, generando una facturación anual superior a los 180 millones de euros, lo que refleja la normalización y aceptación social del tatuaje, y es que solo en Almería capital hay una veintena de estudios dedicados a este negocio.

Tendencias y estilos en Almería

En Almería, la demanda se reparte entre el “chiquitatu” —tatuajes pequeños y rápidos, como fechas, nombres o símbolos— y el realismo en blanco y negro. “El realismo color apenas se hace, porque no tiene mucha demanda y tampoco tiene muy buena curación, sobre todo con la playa”, indica. Entre los estilos emergentes destaca el anime y el neotradicional, especialmente entre los más jóvenes.

Gálvez diferencia entre estilos como el tradicional japonés y el “Neo-japo”: “El Neo-japo es un elemento, una carpa koi o un dragón, y lo hace con la línea y los colores que le da la gana. Si lo haces tradicional, tienes un tipo de línea, la forma de hacer el sombreado, el relleno, que son tradicionales. Igual que el old school americano, el tatuaje tradicional japonés también tiene una norma”.

El verano marca el ritmo de trabajo: “En verano normalmente la gente para de tatuarse. Hace mucho calor, la gente quiere ir a la playa y cuesta cuidárselo bien el tatuaje. El mes de agosto suele ser como el desierto”. Los meses previos al verano son los de mayor demanda: “La gente quiere llegar al verano con el tatuaje curado para lucirlo”.

El circuito profesional y "la mayor convención de la historia de Almería"

Gálvez explica que, a diferencia de otros ámbitos, no existe un título oficial que corone al mejor tatuador de España o de Andalucía. “No es un campeonato por comunidad autónoma ni mucho menos”, señala. Sin embargo, el sector se organiza en torno a convenciones y premios que reconocen la calidad y originalidad de los artistas. “Este año vamos a hacer la convención más grande que se ha hecho nunca en Almería. Se celebrará el 13, 14 y 15 de junio de 2025 en el Palacio de Congresos Cabo de Gata-Ciudad de Almería de El Toyo”, anuncia.

El evento reunirá a destacados tatuadores nacionales e internacionales: “Van a competir gente no solo de Andalucía, sino de toda España, Italia, Suiza, México, Miami, Nueva York e incluso Corea”. Para Gálvez, la relevancia de un tatuador se mide por su proyección en redes sociales y el reconocimiento obtenido: “Un tatuador relevante ya es a medida que tiene muchísimos seguidores. Gente que tiene medio millón de seguidores en Instagram es porque algo hace guay o diferente. Además, ganar convenciones en las que participan los mejores también te da prestigio”.

Regulación y profesionalización

Andalucía ha dado un paso adelante en la regulación del sector. “Ha sido la primera comunidad autónoma que ha homologado el título de tatuador. Tienes que acreditarlo con tu autónomo mínimo de tres años y, en caso dudoso, hacer hasta un examen. Sin ese curso o ese módulo, tú no puedes tatuar”, explica Gálvez, subrayando el cambio que esto supone para la profesionalización del oficio.

Tatuar como arte y como futuro

Para Gálvez, tatuar es, sin duda, una manifestación artística: “Tatuar es un arte, claro que sí. Todos los tatuadores que se aprecien intentan hacer lo que a ellos les gusta. El que se dedica a esto lo hace por vocación, porque le gusta dibujar”. Asimismo, reclama su reconocimiento institucional: “Debería estar en la rama de Bellas Artes. Es una rama del arte. Debería estar también desde el punto de vista de que es una opción de futuro”.