Filosofía, neurociencia y poesía para hablar de la felicidad. Eduardo Infante, Pablo Fernández Berrocal y Alexis Díaz Pimienta compartieron sus conocimientos sobre el cuidado del alma, la inteligencia emocional y la improvisación poética en la UAL el pasado sábado. Los ponentes se unieron para recaudar fondos para la asociación Indakana de ayuda a la infancia en Perú.

“No consuman odio, no enfermen sus almas” dijo Eduardo Infante, filósofo y autor del best seller internacional Filosofía en la calle. El primer ponente habló de la complejidad del alma, abordó la esencia de su cuidado así como su intrincada relación con la filosofía. Desde las enseñanzas de Sócrates hasta las reflexiones de Sartre, Infante ilustró la complejidad del alma y la imperativa necesidad de autogobernarse.

Habló del mito del carro tirado por dos caballos de Platón y subrayó la necesidad de que la razón eduque a las emociones en la templanza. También comentó las enfermedades del alma que el filósofo griego identificaba, como la timocracia, la oligarquía, la democracia y la tiranía, relacionadas con la esclavitud a la opinión ajena, la obsesión por el dinero sin propósito claro, la pérdida de identidad y el sometimiento a los impulsos.

Concluyó con una llamada a evitar el odio en las redes sociales y resaltó una cita de Epicúreo a cerca de la importancia de la filosofía en todas las etapas de la vida.

El segundo ponente fue el neurocientífico y catedrático de psicología de la Universidad de Málaga, Pablo Fernández Berrocal, quien habló de el Papel de las Emociones y la Inteligencia

Emocional

El docente llevó la atención a las emociones y la inteligencia emocional. Abogó por dejar que las emociones impulsen la inteligencia, criticando la concepción errónea de que pensar es no hacer nada.

Fernández Berrocal abordó el impacto del COVID en la salud mental, proyectando un aumento de trastornos mentales y destacando la importancia de las competencias emocionales y mentales en tiempos de crisis.

La inteligencia emocional, según el experto, afecta a la salud, el salario, la agresividad y la felicidad subjetiva. Proyectos educativos como RULER en Estados Unidos y INTEMO en España demostraron que la inteligencia emocional puede enseñarse en las escuelas, mejorando el rendimiento académico.

Abogó por la transformación de la educación para abordar aspectos emocionales y mentales, reconociendo los desafíos ideológicos. Fernández Berrocal concluyó destacando el uso estratégico de las emociones para mejorar a nivel individual y grupal.

El broche de oro lo puso el escritor cubano y repentista, Alexis Díaz Pimienta. Aunque pudo presumir de haber llevado a diez artistas nominados a los grammys, como Juanes o Jorge Dréxler, y haber escrito más de 50 libros en todos los géneros literarios se centró en la importancia vital de la improvisación poética.

Rimó a través de la décima, una composición poética formada por por diez versos octosílavos. Una tradición española que se exportó a Cuba y que se enriquece de los cantos de labor de los esclavos africanos y la cultura latinoamericana.

Desde la perspectiva de la poesía improvisada, Alexis Díaz Pimienta ofreció una visión única. Enseñó a sus alumnos "la décima como tobogán" y defendió la improvisación como el puenting del lenguaje, conectando con la mente salvaje de la infancia.

A pesar de la mirada desfavorable hacia la improvisación en algunos contextos, Díaz Pimienta la elogió como la clave de sol en la música de la vida, abriendo puertas y proporcionando felicidad.

La frase: palabra dicha no tiene vuelta, palabra de un trovero alpujarreño, resonó como un recordatorio de la importancia y la irreversibilidad de la palabra hablada en la tradición trovadoresca.

Para cerrar el evento el humanista improvisó una décima con las palabras que los asistentes lanzaron al aire y él revisó su eoloteca e improvisó algo par algo que se ha preparado durante 50 años