El agua es un elemento característico de este pueblo perteneciente a la provincia más sedienta de España: Almería. Las fuentes, o pilares, como se les conoce popularmente, repartidas por todos los barrios de Laujar de Andarax, son uno de los mayores atractivos para los senderistas. A día de hoy se pueden contemplar hasta dieciséis: el Pilar de San Blas (se considera el más antiguo), el de San Antonio, la Fuente de los Cuatro Caños (1684) y el Pilar Seco (1688).

Situada a unos setenta kilómetros de la capital y situada a una altitud de 921 metros sobre el nivel del mar, entre dos sierras, Gádor y Sierra Nevada, y la falda de esta última, otro aspecto de la cultura popular muy atractivo para el visitante es la gastronomía del lugar: el vino, el jamón y otros derivados del cerdo, una rica repostería tradicional, de marcado carácter morisco, y una cocina típicamente alpujarreña.

Una caminata en Láujar sin exigencias físicas

Un paseo entre agua, túneles y montaña. En una tierra conocida en todo el país por su aridez y con el Desierto de Tabernas como telón de fondo, este municipio sorprende al visitante por la abundancia de arbolado y agua, consecuencia de su régimen de lluvias, lo que se contempla con las excursiones al paraje del nacimiento del Río Andarax. La visión de las cascadas y el baño juliano en las aguas frías, junto al difícil y largo viaje desde Almería, nos trasladan a los Pirineos, sin ir más lejos. 

El punto de partida se encuentra en el área recreativa del Nacimiento del río Andarax, a apenas un kilómetro del pueblo. Desde allí, el sendero se abre paso entre chopos, álamos y huertas, siguiendo el antiguo canal que en otro tiempo alimentó la vieja central hidroeléctrica de Láujar.

A lo largo de unos cinco kilómetros y medio de recorrido circular, el caminante atraviesa pasarelas de madera, pequeños túneles excavados en la roca y el célebre Puente del Chillo, una obra de piedra que hoy se ha convertido en el símbolo fotográfico del sendero.

El trayecto apenas presenta dificultad: su desnivel positivo ronda los doscientos metros, lo que lo convierte en una opción ideal para familias, excursionistas principiantes o cualquier persona que quiera disfrutar de un paseo con vistas a la sierra sin exigencias físicas.

​Naturaleza y memoria industrial

Además de su belleza natural, la Senda de la Hidroeléctrica es un pequeño museo al aire libre. Paneles informativos explican la historia de la instalación eléctrica que, a principios del siglo XX, llevó la luz a los pueblos del valle. Hoy, las ruinas y el canal recuerdan una época en que la energía se obtenía directamente de la montaña.

La ruta puede comenzar en dos puntos diferentes: desde la pista forestal que sube junto al río Andarax o bien subir por la Senda de Monterrey. El rumor constante del agua y la sombra de los árboles acompañan el camino, ofreciendo un refugio natural perfecto durante los meses más cálidos. En otoño, el paisaje se tiñe de dorados; en primavera, el río canta entre flores silvestres y helechos.

Durante el sendero, se presenta una cascada rodeada de una frondosa vegetación, además de innumerables tramos con antiguos mecanismos que eran usados para encauzar el agua del río. También se atraviesan diversos túneles. A lo largo del valle del Andarax, se podrá ver rodeado de pinos, encinas, olivos, torviscos y diversos tipos de matorrales como el tomillo, romero o esparto.