El pueblo de Almería excavado en la roca que parece Petra: la huella viva de un pueblo troglodita
Entre el río Almanzora y las sierras de Almagrera y Almagro se extiende una fértil llanura que acoge un municipio singular del Levante de la provincia de Almería

Cuevas de Almanzora, en la provincia de Almería
La situación estratégica de este pueblo, su proximidad con la costa almeriense y sus riquezas naturales han hecho que, a lo largo de la historia, múltiples civilizaciones hayan dejado su huella a su paso por este núcleo urbano. Tanto es así que, en tiempos de la Reconquista, sirvieron de refugio a la población musulmana, y todavía hoy algunas siguen ocupadas, además de convertirse en uno de los principales atractivos turísticos de la provincia.
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Se dice que hay alrededor de trescientas cuevas en esa zona que han sido utilizadas históricamente, algunas desde la época del Paleolítico, como refugios o viviendas humanas. Sin embargo, actualmente el estado de muchas de ellas muestra señales de erosión, derrumbes parciales y pérdida de estructuras antiguas.

Cara norte del Cerro de San Joaquín, con las cuevas que sirvieron de refugio
Todo ello gracias a la roca gris de dureza blanda que ofrecía a sus habitantes un recurso natural de enorme valor: la posibilidad de excavar la montaña para convertirla en hogar. Entre los paisajes más singulares sobresale la Terrera del Calguerín, un majestuoso farallón situado frente al cauce seco del río Almanzora, en cuyas paredes se abren centenares de "casas- cuevas".

La Terrera del Calguerín
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Excavadas en margas del Plioceno, al amanecer regalan un juego de tonos ocres, dorados y beige, moldeados por la erosión a lo largo de los siglos.Su silueta evoca a la famosa ciudad de Petra, con paredes perforadas por multitud de cavidades que en su día funcionaron como viviendas superpuestas, algunas de ellas distribuidas en hasta cinco alturas, enlazadas entre sí por accesos exteriores y escaleras labradas en la roca.

Cuevas de Calguerín
La Terrera del Calguerín: la "Petra almeriense"
Situada en el Nordeste de la provincia de Almería, la localidad de Cuevas de Almanzora, con más de 15.000 habitantes, según los últimos datos publicados por el INE, recuerda el constante atraque de barcos piratas norteafricanos, que hallaban agua potable en esta zona y a la que podían acceder por hallarse alejada de los puntos de vigilancia y defensa costera.
Lo cierto es que si por algo destaca esta localidad, que engloba numerosas pedanías como Burjulu, Guazamara, Las Canalejas, Las Cunas, Las Herrerías, Los Lobos, Los Vizcaínos, Palomares, Pozo del Esparto y Villaricos, está en las cuevas excavadas en la roca blanda, que le dieron su nombre y que han sido habitadas durante siglos.
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El paredón que domina la vega conserva hasta cinco alturas de cuevas superpuestas, antaño comunicadas con distintas calles según el nivel. El paso del tiempo y la acción de la erosión han modelado estas cavidades hasta darles la fisonomía que hoy presentan.

Laura Larios, arqueóloga municipal de Cuevas del Almanzora, durante una visita guiada a la Necrópolis Fenicia de Villaricos.
La Cueva del Castillo, símbolo vivo del pasado
A los pies del Castillo del Marqués de los Vélez se encuentra la Cueva del Castillo, una de las mejor conservadas y hoy rehabilitada para la visita. En su interior, el visitante descubre cómo era la vida en estas viviendas trogloditas, con estancias adaptadas para dormir, cocinar o guardar animales. Convertida en espacio expositivo, la cueva permite acercarse al modo de vida que durante siglos caracterizó a la población.

Entrada del Castillo del Marqués de los Vélez de Cuevas del Almanzora.
Por desgracia, aunque muchas cuevas se han perdido o transformado en almacenes y bodegas, otras se han recuperado como alojamientos rurales o centros culturales. En conjunto, configuran un patrimonio etnográfico de enorme valor, testimonio de una arquitectura popular que supo adaptarse al entorno.