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El castillo de Almería cuyo patio de mármol blanco de Macael se exhibe en el museo de Nueva York

​El Patio de Honor fue adquirido por el banquero germano-estadounidense George Blumenthal en 1904. Tras la muerte de éste, fue instalado en el Museo Metropolitano

Original patio renacentista de Vélez Blanco sacado de España en 1904 y actualmente expuesto en el Museo Metropolitano de Nueva York.

Original patio renacentista de Vélez Blanco sacado de España en 1904 y actualmente expuesto en el Museo Metropolitano de Nueva York.https://www.metmuseum.org/

Trinidad Rodríguez Fernández
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Más allá de la Alcazaba de Almería, que ilumina la capital desde lo alto de un cerro aislado, la provincia también viste otras fortalezas. En lo alto de un promontorio rocoso, vigilando el valle del río Maimón y la Sierra de María-Los Vélez, se alza uno de los castillos más espectaculares de Andalucía: el Castillo de Vélez-Blanco, de la que conserva algunos lienzos enteros, como la zona interior a la entrada principal. 

Sus muros, de gran altura, están rematados en almenas adornadas de esferas pareadas. Todo el conjunto dominado por la gran torre del homenaje y abre su fachada con elegante galería de arcos muy rebajados que da una singular prestancia a la fachada principal, adornada, además, con numerosos escudos. 

Original patio renacentista de Vélez Blanco sacado de España en 1904 y actualmente expuesto en el Museo Metropolitano de Nueva York.

Original patio renacentista de Vélez Blanco sacado de España en 1904 y actualmente expuesto en el Museo Metropolitano de Nueva York.Foto. https://www.metmuseum.org/

El desmantelamiento del castillo

Construido entre 1506 y 1515 por orden de don Pedro Fajardo, primer marqués de los Vélez, el monumento combina la solidez militar del gótico tardío con la elegancia del Renacimiento. Declarado Monumento Histórico-Artístico en 1931, lo que muchos almerienses no saben aún es que este edificio se levanta sobre los restos de una antigua alcazaba árabe.

Patio del castillo de Vélez Blanco

Patio del castillo de Vélez BlancoArchivo

Por otra parte, cabe señalar que en esta joya arquitectónica del siglo XVI va camino de su rehabilitación total y el primer paso ya se ha dado con la recuperación de algunas de sus salas interiores. Un avance que da muestras de la belleza de esta joya arquitectónica y que ya puede disfrutarse. 

Patio del castillo de Vélez Blanco

Patio del castillo de Vélez BlancoArchivo

Así, junto a las mazmorras, los aljibes y las escaleras de caracol propias de una fortaleza, conviven espacios concebidos para el disfrute estético. La monumentalidad externa que hoy se puede observar, se combina con una magnífica y bellísima decoración interior en las salas más importantes. El centro del edificio lo constituía un patio de mármol blanco compuesto por una galería de arcos rebajados sostenidos por columnas con capiteles corintios.

Sobre el primer cuerpo corría un segundo corría un segundo de iguales características, rematado con una cornisa adornada con gárgolas representando asuntos mitológicos. Tanto los elementos arquitectónicos como los escultóricos del patio reflejan la influencia de la fase más refinada de principios del Renacimiento italiano. Destacaban, de igual forma, los salones del Triunfo y de la Mitología, por sus artesonados de nogal, sus relieves y su riquísima ornamentación. 

Un palacio renacentista con destino americano

El Castillo de Vélez-Blanco, también conocido como Castillo de los Fajardo, es mucho más que una fortaleza: es un puente entre la Edad Media y el Renacimiento, entre la guerra y el arte, entre la piedra defensiva y la delicadeza palaciega. Desde lo alto, el castillo domina no solo el pueblo, sino también el paso natural hacia Murcia.

Su primera vocación fue la defensa en plena época de transición tras la Reconquista, de ahí que su construcción comenzara en 1506 sobre los restos de una alcazaba musulmana, en plena época de transición tras la Reconquista. 

El Castillo de Vélez-Blanco es el monumento más importante de la comarca.

El Castillo de Vélez-Blanco es el monumento más importante de la comarca.La Voz

Las murallas de piedra caliza blanca, que dieron nombre al municipio, y sus seis torres almenadas lo convierten en un imponente bastión. Las torres del homenaje y de las armas, con sus muros de varios metros de grosor, responden a la tradición militar gótica tardía: funcionalidad, solidez y control del territorio

El Patio de Honor, una joya de mármol de Macael

Pero lo que convierte al castillo en una obra única es la introducción del lenguaje renacentista italiano, aún incipiente en España a comienzos del siglo XVI. El marqués de los Vélez, atento a las corrientes artísticas que llegaban desde Italia, encargó a artesanos lombardos y granadinos la creación de un Patio de Honor inspirado en los palacios renacentistas. 

En su momento, este espacio estaba ricamente decorado con un conjunto de esculturas renacentistas de mármol y gárgolas góticas. Sin embargo, con el paso del tiempo, el castillo fue sufriendo un progresivo abandono por parte de sus herederos: la Casa Medina Sidonia, que vendió los bienes arquitectónicos de mayor valor a un anticuario francés.

Fue entones cuando fueron comprados por los coleccionistas George y Florence Blumenthal, que los instalaron en su casa de Manhattan. La construcción original, una joya renacentista, fue desmontada en 1904 y trasladada por este coleccionista privado, el banquero germano-estadounidense George Blumenthal, en el céntrico Park Avenue para su uso personal.

Original patio renacentista de Vélez Blanco sacado de España en 1904 y actualmente expuesto en el Museo Metropolitano de Nueva York.

Original patio renacentista de Vélez Blanco sacado de España en 1904 y actualmente expuesto en el Museo Metropolitano de Nueva York.Foto. https://www.metmuseum.org/

Hoy, se exhibe íntegramente en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, donde sigue asombrando a los visitantes. En Vélez-Blanco queda su vacío, convertido en escenario de reconstrucciones virtuales y en símbolo de una identidad fragmentada entre dos continentes.

Lo cierto es que el siglo XX entra con mal pie en Vélez. Las ruinas del Castillo fueron declaradas Monumento Nacional cuando el daño ya era irreparable. Hablar hoy de relieves, esculturas, artesonados o frisos provoca una profunda desazón al contemplar la humedad de las paredes vacías, despojadas, e imaginar o contemplar fotografías de los elementos que le da vida. 

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