La Virgen del Carmen no solo surca el Mediterráneo, también recorre las calles de la Alpujarra
Huécija celebra desde el pasado 10 de julio sus fiestas en honor a la Virgen del Carmen, patrona de la localidad, que hoy procesionará en su día grande

La Virgen del Carmen se celebra en Huécija.
Grabada en la retina de miles de almerienses permanece una imagen que cada verano se repite como un ritual: la Virgen del Carmen surcando las aguas del Mediterráneo, embarcada en un pesquero engalanado, mecida por las olas, entre fuegos artificiales y vecinos que la vitorean con devoción.
Sin embargo, en lo más profundo de la provincia, donde las olas son de tierra y los horizontes se recortan entre barrancos y naranjos, también se venera con pasión a esta Virgen habitualmente marinera. En Huécija, en pleno corazón de la Alpujarra Almeriense, hoy 16 de julio se celebra el día grande de sus fiestas que, aunque alejadas del mar, laten con la misma intensidad devocional.
Desde el amanecer, el pueblo ha despertado con la tradicional diana que ha recorrido las calles al ritmo de la banda de música Huécija-Alicún y al estallido de cohetes que anuncian lo que está por venir. A mediodía, los vecinos se reunirán en torno a la Santa Misa, un acto de fe y agradecimiento que cada año reúne a generaciones enteras en torno a la imagen de su patrona.
Provincia
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Marina Ginés
A las ocho y cuarto de la tarde, las autoridades serán recibidas en la el ayuntamiento, dando paso al momento más esperado: la procesión de la Virgen del Carmen por las calles de Huécija, acompañada por los sones de la banda y por un pueblo que caminará, como es costumbre, junto a Ella con emoción contenida, promesas en el corazón y lágrimas que no siempre se esconden.

La tradicional Diana.
La noche cerrará con la tradicional verbena popular. A las once se celebrará la entrega de trofeos que premian la participación en las múltiples actividades vividas durante estos días, y justo después, la traca final pondrá punto y aparte a unas fiestas que ya esperan su próxima edición. Porque en Huécija, la devoción no termina con los fuegos: se guarda, se cuida y se revive cada julio como si fuera la primera vez.
Dos semanas de celebración con alma de pueblo
Las fiestas patronales no nacen de un solo día. Desde el 4 de julio, Huécija ha estado inmersa en un ambiente festivo donde deporte, cultura y tradición han caminado de la mano. La semana deportiva abrió el programa con torneos de fútbol, voleibol, pádel y frontenis que llenaron de vida las instalaciones municipales.
A partir del 10 de julio, la alegría infantil tomó protagonismo con una feria dedicada a los más pequeños, el desfile de pasacalles y carrozas, y la coronación de los reyes y reinas, tanto infantiles como juveniles, que ya forman parte de la historia festiva del pueblo.
El día 12 fue especialmente animado: en la piscina municipal se celebró un festival de juegos que hizo las delicias de grandes y pequeños, seguido de la entrañable carrera de chuches y cintas en la calle Real, donde bicicletas, triciclos y hasta motos compitieron al ritmo de las risas.

Carrera de cintas en moto.
El sábado 13, los pasacalles volvieron a llenar de música y color las calles del municipio, y el domingo 14, la banda Alicún-Huécija ofreció su esperado concierto de verano, una cita que nunca defrauda. La víspera del día grande, el 15 de julio, estuvo marcada por el tradicional disparo de cohetes y el repique de campanas, avisando que la patrona ya se acercaba. Por la tarde, vecinos de todas las edades participaron en la ofrenda floral, un gesto que, más que un acto, es una caricia para la Virgen.
Una promesa que se renueva desde 1878
La devoción a la Virgen del Carmen en Huécija no es una costumbre pasajera. Se remonta al año 1878, cuando las plegarias a la Virgen se convirtieron en refugio durante la epidemia de cólera que azotaba la provincia. Desde entonces, cada año, el pueblo ha renovado su fe con más fuerza si cabe, tejiendo una tradición que va mucho más allá de lo religioso.
Porque estas fiestas también son reencuentro: con los vecinos que un día partieron y hoy regresan; con las raíces que se mantienen vivas en cada flor, cada canto, cada abrazo compartido al paso de la procesión. Las campanas y los cohetes no solo anuncian fiesta, anuncian pertenencia.

Concierto de la banda de Música Huécija-Alicún.
Durante cinco o seis días, Huécija se transforma: hay representaciones teatrales, actividades culturales, campeonatos de cartas para los mayores, juegos populares como las carreras de sacos o las cintas en bicicleta, y veladas musicales con orquestas de primer nivel que hacen bailar a jóvenes y veteranos. La banda Huécija-Alicún, fiel a su cita, acompaña diana, misa, procesión, cabalgatas y conciertos, convirtiéndose en alma sonora de las fiestas.
Hoy, en el día grande de sus fiestas, Huécija nos recuerda que no hace falta tener mar para que una Virgen navegue. Que el fervor también viaja por calles empedradas, entre balcones blancos y voces que vitorean a la patrona. Que la Virgen del Carmen no solo surca aguas saladas: también atraviesa los corazones de un pueblo alpujarreño que, año tras año, vuelve a decirle: ¡Viva la Virgen del Carmen!