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El pueblo blanco almeriense que inspiró una canción de Joan Manuel Serrat

Fue también escenario de una película protagonizada por Jack Nicholson

Una de las estampas de este pueblo blanco almeriense.

Una de las estampas de este pueblo blanco almeriense.La Voz

Tito Sánchez Núñez
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En la provincia de Almería existe un pueblo blanco que ha dejado su huella en la historia del cine y, según se cuenta, también en la música. 

Fue en 1975 cuando el cineasta italiano Michelangelo Antonioni eligió este enclave singular para rodar una de las escenas más significativas de 'El reportero (Professione: reporter)', protagonizada por Jack Nicholson, dentro de un rodaje que recorrió varias localidades almerienses.

Pero hay quien dice que este no solo cautivó al cine. Según la leyenda popular, este pueblo inspiró también a Joan Manuel Serrat a escribir una de sus canciones más conocidas: 'Pueblo blanco', incluida en su mítico álbum 'Mediterráneo' (1971). 

Basta un paseo por sus calles para comprender por qué: la imagen del pueblo que cuelga del abismo, el blanco cegador de la cal y el silencio que aún hoy parece envolverlo, evocan perfectamente los versos del cantautor catalán.

Asomado a un barranco y visible desde la antigua carretera de Murcia, los orígenes de Sorbas se remontan al Neolítico. Desde entonces ha estado habitado por distintas civilizaciones que dejaron su huella en forma de cerámica, arquitectura y leyenda. 

Las primeras vasijas de arcilla refractaria dan testimonio de una tradición alfarera milenaria, que continuó con la cultura argárica, con los íberos que comerciaron con fenicios, y más tarde con romanos y árabes. Estos últimos lo bautizaron como “Olla de arena”, un nombre que habla del color y la textura de su entorno.

El legado cultural se une a un entorno natural impresionante. Bajo el pueblo discurre el río Aguas, que da vida al Paraje Natural Karst en Yesos, uno de los más singulares de Europa. Aquí, la anhidrita se transforma en yeso al entrar en contacto con el agua, creando con el paso de los siglos un paisaje subterráneo de cuevas, galerías y formaciones únicas. 

Estalactitas, estalagmitas y rincones que parecen de otro mundo emergen en lugares como la Cueva del Tesoro, dotando al paisaje de una riqueza geológica casi mágica.

En medio de la aridez que caracteriza a esta parte de la provincia, el contraste que ofrece este lugar es asombroso. Un pueblo colgado y una naturaleza desbordante de formas, texturas y sonidos sutiles. Una belleza callada, de esas que inspiran versos como los de Serrat, y que hace que no sea difícil entender por qué este rincón de Almería ha tocado el alma de cineastas, poetas y músicos.

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