Las mejores playas de Cabo de Gata para practicar 'paddle surf' como un profesional
Un recorrido entre aguas turquesas desde San José hasta una cueva sacada de "una película de piratas"

La costa más salvaje y natura de Almería se revela palada a palada encima de una tabla de paddle surf.
El Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, en la provincia de Almería, es uno de los rincones más mágicos del Mediterráneo. Con un paisaje que parece sacado de otro planeta, esta joya andaluza combina acantilados volcánicos, calas escondidas, pueblos blancos y una biodiversidad marina envidiable. El tiempo parece ir más lento, el agua es cristalina y el silencio solo se rompe con el sonido de las olas.
Con más de 300 días de sol al año, este enclave se ha convertido en un paraíso para quienes buscan conectar con la naturaleza. El paddle surf o stand up paddle (SUP) es la actividad estrella para explorar el litoral del parque. Se trata de desplazarse de pie sobre una tabla mientras se rema con un único remo largo.
Las rutas imprescindibles
Lluís Rabaneda, CEO de RocRoi, empresa especializada en deportes y actividades de aventura, describe: "Si hay algo que nunca deja de sorprenderme, es lo que ocurre cuando uno se sube a una tabla de paddle surf en Cabo de Gata. En cuanto das las primeras paladas, se abre ante ti un paisaje salvaje, casi intacto, que parece diseñado por la naturaleza para ser recorrido lentamente… desde el mar".
La ruta perfecta de paddle surf según RocRoi comienza en la tranquila playa de San José, una amplia bahía de aguas cristalinas, ideal para dar las primeras paladas sin prisas. Desde allí, el recorrido avanza por el litoral hacia la Cueva del Tabaco. Rabaneda, describe es rincón como si fuera "sacado de una película de piratas".
"Un hueco excavado en la roca volcánica, con agua turquesa y el eco del mar golpeando suavemente el interior", explica el CEO. Si decides alquilar la tabla por tu cuenta, la empresa describe como el abanico de posibilidades se amplía aún más: la Playa de los Genoveses, es un paraíso de arena dorada y vegetación autóctona; la Playa del Barronal, más salvaje y menos frecuentada; o incluso calas que no aparecen en los mapas, donde lo único que oyes es el chapoteo del remo.
Cabo de Gata ofrece a sus visitantes una experiencia que va más allá del deporte: la oportunidad de desconectar, reconectar y descubrir la costa almeriense desde un punto de vista único.