Carlos Salvador se despide de su cargo dejado todo bien atado para que su sucesor continúe uno de los capítulos más grandes de la historia de la institución a la que representa: el almeriense es hermano mayor de la Hermandad del Rocío de Almería y, cuando falta poco más de una semana para celebrar elecciones, ha dado el paso clave y definitivo para que la filial rociera número 69 tenga una nueva casa de hermandad en pleno Casco Histórico.

Tal y como informaba la propia hermandad a través de sus redes sociales, el pasado martes, 17 de junio, se procedía a la firma de la hipoteca del préstamo de autopromoción de la futura casa de hermandad, de la mano del Banco Sabadell. 

"Un hito histórico, que ya quedará en los anales de esta hermandad, que pone el broche a dos legislaturas comandadas por Carlos Salvador de intenso trabajo para la consecución del proyecto más importante de nuestra corporación en las últimas dos décadas", detallan a través de las redes sociales. 

Para cerrar de forma definitiva los prolegómenos de la construcción de una nueva casa de hermandad, el próximo miércoles, 25 de junio, se colocará la primera piedra. 

El nuevo proyecto en el Casco Histórico

El arquitecto almeriense Juan Benavides, hermano del Rocío de Almería, es el responsable del proyecto de una casa de hermandad que se levantará en la calle Atarazanas, a pocos metros del Museo del Realismo Contemporáneo Español (MUREC), el antiguo Hospital Provincial. 

El edificio será construido en el solar que ha dejado el derribo de dos edificios que se encontraban en estado de ruina y que fueron adquiridos por el Rocío de Almería para su nueva sede. 

Será una construcción de tres plantas que recogerá todo lo necesario para la vida habitual de una hermandad tan singular. En la planta baja será donde se encuentre la zona de ocio, con su correspondiente salón de reuniones, barra y cocina. Pero sobre todo, esa planta baja será el lugar que acoja la carreta del Simpecado almeriense. De hecho, esta joya patrimonial podrá disfrutarse desde la calle: un gran portón acristalado, en el punto más al norte del edificio, permitirá ver la carreta.

Y precisamente de patrimonio rociero se llenará esta casa de hermandad en su entreplanta: será el futuro museo de la hermandad, donde se colocarán las vitrinas con las piezas artísticas que atesora la filial tras casi cuatro décadas de intensa vida. Además, en la entreplanta también se podrá contemplar la parte más alta de la carreta. Al fondo habrá una galería desde la que se podrá ver el salón de la parte baja.

Por último (pero no menos importante), la tercera planta será la que acoja las oficinas de la hermandad. En concreto, se tratará de una sala de unos 100 metros cuadrados en la que se distribuirán diferentes despachos y oficinas.