La Voz de Almeria

El Contador Cofrade

El próximo Papa tiene una tarea pendiente en Almería

A partir del miércoles, las miradas se dirigirán hacia el Vaticano para ver el humo blanco que anuncie consenso entre los cardenales

Imagen de cardenales en el funeral del Papa Francisco.

Imagen de cardenales en el funeral del Papa Francisco.Europa Press

Álvaro Hernández
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A partir del próximo miércoles, 7 de mayo, todas las miradas se dirigirán hacia Roma: en el Vaticano, los cardenales del cónclave elegirán al próximo Papa y el humo blanco de la chimenea instalada sobre la Capilla Sixtina avisará del consenso.

A partir de ese momento, sobre el hombre que hoy duerme tranquilo siendo cardenal sobrevolarán una pesada cruz y una apretada agenda con no pocos temas que interesan a medio mundo: el papel de la mujer en la Iglesia, las bendiciones a parejas homosexuales, las misas en latín y el celibato de los sacerdotes serán solo algunas de las claves sobre las que querrán preguntarle al nuevo pontífice periodistas de todo el orbe y que marcarán su papado.

Mientras tanto, en Almería le apuntamos al nuevo Santo Padre en la lista de tareas pendientes una cuestión (por empezar con algo y siendo modestos y humildes conocedores de que, quizás, el próximo Papa no sabe poner nuestra Diócesis en el mapa): el Santuario de la Virgen del Mar, patrona de Almería, bien merece convertirse en Basílica.

¿Qué es una Basílica?

Una templo puede ser una iglesia parroquial, un santuario en el caso de ser foco de peregrinación de numerosos fieles o una Catedral en caso de ser la sede de la cátedra del obispo de la Diócesis en cuestión. Y, además, puede recibir el título de Basílica. ¿Por qué? Por tener cierta importancia histórica y devocional.

El título solo puede ser otorgado por el Papa y, de hecho, tiene dos consecuencias más allá del cambio de nombre: implica una relación particular del templo en cuestión con el Papa y la Iglesia de Roma (que se traduce en el uso de ciertos objetos simbólicos como el canopeo y el tintinábulo) y trae consigo algunos privilegios papales, como la posibilidad de que los devotos que acudan a ella ganen indulgencia plenaria en determinados días.

Y ya es hora: el Santuario de la Virgen del Mar merece ser la primera Basílica de la ciudad de Almería (no la primera de la Diócesis, ya que un templo de Oria goza de este título).

Tanto la Hermandad de la Virgen del Mar, patrona de Almería, como la comunidad de dominicos que custodian tanto el templo como a la cinco veces centenaria imagen tienen argumentos más que de sobra para solicitarle al próximo Papa esta distinción que podría llegar coincidiendo con el 75 aniversario de la coronación de la Virgen del Mar (2026) o el 525 aniversario de la aparición de la imagen en Torregarcía (2027).

No en vano, los requisitos valorados por el Vaticano a la hora de conceder el título de Basílica menor (mayores solo hay cuatro y están en Roma: San Pedro en el Vaticano, San Juan de Letrán, Santa María la Mayor y San Pablo Extramuros) los cumple de sobra el Santuario de la patrona de Almería: tiene antigüedad, patrimonio artístico y un especial significado para nuestra Diócesis.

Es otra de esas muchas carencias de Almería: no todo son falta de infraestructuras y en lo espiritual también se carece del reconocimiento externo propio de muchas diócesis. En Granada son Basílicas tanto San Juan de Dios como el hogar de la Virgen de las Angustias, patrona de la ciudad de la Alhambra; en Málaga lo tienen tanto la Catedral como la iglesia de la Esperanza, cofradía que en unas semanas hará historia en Roma; en Sevilla lo son la del Cachorro (que también va a Roma), la del Gran Poder, la de la Macarena y la de María Auxiliadora... Y así, en el resto de capitales andaluzas, menos Almería.

Y el Santuario de la Virgen del Mar bien merece ser Basílica y tener las llaves de San Pedro, Santo Padre.

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