El músico que homenajea a una calle de Almería en su nuevo disco: “Es mi Penny Lane”
Antonio Álvarez presenta el sábado 26 de abril en el Teatro Apolo su séptimo disco, repleto de homenajes a su tierra

El músico almeriense Antonio Álvarez presenta el sábado en el Teatro Apolo su disco ‘Calle Música’.
Cuentan que la calle Música recibió ese nombre porque allí se formaban los futuros integrantes de la Banda Municipal de Almería. Es una pequeña vía entre la Plaza Vieja y la Alcazaba que “conserva toda la esencia” de lo que fue la capital hace medio siglo, escribía en estas páginas Eduardo D. Vicente, cronista sentimental de Almería, en 2008.
Hoy, ‘Calle Música’ es también el título del séptimo disco de Antonio Álvarez (Pechina, 1970), uno de los mejores músicos que se ha curtido bajo el sol de esta esquina peninsular. Un álbum que presenta este sábado 26 de abril en el Teatro Apolo (20:30 horas; entradas: 12 euros) y que está salpicado de referencias y homenajes a su tierra, y a las ‘Almerías’ que habitan en ella: de la propia calle Música, cuya existencia desconocía hasta hace poco, a las escapadas con amigos a la Isleta del Moro; de su infancia en Pechina a los veranos en Cabo de Gata.
El disco, formado por diez canciones, es, para Álvarez, su trabajo “más luminoso” y “vitalista”, el “más alegre” de su trayectoria, aun reservando momentos para la nostalgia.
El hallazgo de la calle Música fue la palanca que activó todo. “Tiró de mí hacia atrás, a mi archivo de canciones, incluso de los años 90, de mi época con Plancton”, recuerda el cantautor.
Álvarez desembocó allí una noche de concierto en La Guajira. “Esa sensación de luminosidad, de estar como perdido y encontrarte allí, frente a esa puerta azul, te impacta. Ahí nació la idea musical”. Unas vacaciones familiares en Grecia hicieron el resto. “Estaba en un lugar y surgió la primera frase: ‘Me paré ante una puerta azul con la calma del mar pintada’. Es algo también muy griego, muy mediterráneo”, explica sobre la canción que titula el disco y sirve de primer sencillo.
Para el músico, beatlemano de corazón, “la calle Música es un Penny Lane en Almería”, afirma. “Cuando sé que puedo hacer la canción, mi mente empieza a pasear: voy al Kiosco Amalia, subo por la Rambla, bajo a la Alcazaba. Es esa sensación, pero también intento lanzar un mensaje, sutil, de que todas las músicas son posibles en cualquier calle. El tema es un poco folk, acaba en góspel, tiene una guitarra flamenca y el sábado sonará muy rockero. En la música no hay nacionalismos: vale todo”, reflexiona.
Sin etiquetas
Afincado en Granada, el almeriense huye de etiquetas. Es cantautor, sí, pero ha transitado por los caminos del rock, sin perder de vista el pop y se ha dejado querer como ‘jazzman’. “En el disco parto de lo particular, de lo cercano, para llegar a lo general. La misma ‘Penny Lane’, como canción de los Beatles, es eso: todo nace de una sucia calle de Liverpool, no tiene más. Pero ahí está el punto: lo que logras sacar de una calle corriente”.
Esa universalidad de la que habla se percibe, por ejemplo, en ‘La taberna del irlandés’. “Es el antiguo bar de la plaza de mi pueblo, que se llamaba El Barrilero. No tiene nada que ver con el real, es todo muy metafórico, pero hay cosas de mi padre, de mi abuelo, de Pechina, en esa canción”.
En ‘Una noche en la Isleta’, que comienza con un toque de guitarra flamenca, evoca vivencias juveniles. “Con la pandilla de mi pueblo íbamos a la verbena de la Virgen del Carmen y nos quedábamos de fiesta toda la noche”. Y en ‘Verano naif’, surcada por un “regusto a britpop del de toda la vida”, dibuja una estampa de una jornada familiar en el Cabo de Gata. “Es también un homenaje a la canción del verano, del ‘María Isabel’ de Los Payos al ‘Susurrando’ de Peor Impossible, de los 80. Yo comencé en aquellos años”, apunta sobre su veteranía en la escena musical, cincelada a golpe de tesón.
‘Calle Música’ llegará a plataformas musicales este viernes 25 de abril, un día antes de la presentación en el Apolo. También se ha lanzado una pequeña edición limitada en CD con una portada dibujada por Joaquín Sánchez y fotos de Palen en el interior.