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Almería disfruta con la Noche de San Juan que acabó siendo eclipsada por la lluvia

Los municipios de la costa vibraron con una velada mágica que en algunos puntos al final se vio eclipsada por la lluvia

El grupo Wild Free Style causó sensación con sus saltos imposibles. tyle>.apqj{position:ab

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Marta Rodríguez
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De Adra a Pulpí, Almería ha brillado esta madrugada en la noche más corta. Cientos de hogueras dibujaron el litoral de la provincia en una de las fiestas que más arraigo tiene entre los almerienses. Sin embargo, poco después de medianoche, se desató una tormenta de verano que acabó eclipsando la velada.


La Noche de San Juan empieza cada vez antes en la capital. En los últimos años se ha extendido la costumbre de unir el día de playa con la verbena nocturna, de modo que la fiesta se acaba alargando en el tiempo de forma considerable.


Así pues, los que simplemente bajaban a darse un baño, los deportistas que juegan cada tarde al voley playa y aquellos que iban a dar una vuelta por el Paseo Marítimo se mezclaron ayer con un paisaje de barbacoas, montañas inmensas de palés y tiendas de campaña.


Ambiente familiar
En una noche como ésta, las playas del núcleo urbano de Almería se nutren en buena medida de los vecinos del Zapillo y el ambiente resulta familiar. De hecho, los Castro Galera llevaron a su hijo de dos meses a la playa y, muy cerca de ellos, el conocido como el ‘sheriff’ del barrio fue la envidia de los presentes por la buena pinta que tenían los pinchos y filetes que se disponía a echar a la barbacoa. Como buen anfitrión, entre sus acompañantes había argentinos e incluso franceses, ya que compartir esta celebración y mostrarla a los amigos de fuera suele ser sinónimo de éxito.


Otra de las atracciones de la Noche de San Juan de 2014 fue el grupo Wild Free Style, que causó sensación con sus saltos imposibles del Paseo Marítimo a la arena y sobre la misma. Sus integrantes dejaron boquiabierto al personal al lanzarse al aire incluso de forma sincronizada.


Entre las notas más curiosas, un grupo de niños del Zapillo cargó con todos sus apuntes y hasta elaboró una especie de espantapájaros de papel que bautizaron con el nombre de Willy. Todo acabó siendo pasto de las llamas.


Al caer la noche, las hogueras empezaron a arder y comenzó el ritual del baño. Y la magia llegó con el espectáculo de fuegos artificiales. Justo después, la lluvia arreció y apagó los fuegos.


Preparativos
La estampa se repite año tras año y ayer no fue una excepción. En la tarde del 23 de junio, grupos de amigos y de familiares -cuanto más numerosos mejor- salen de las superficies comerciales cargados de comida y bebida. Sus carritos de la compra van provistos de todo tipo de artículos para hacer la barbacoa de rigor y el botellón. Carnes y pescados -las sardinas están entre los productos estrella de San Juan- se imponen sobre las parrillas y la sangría corre de vaso en vaso. Sólo hay un día en el calendario en el que les está permitido montar su propia fiesta en la playa y no pueden desaprovechar la ocasión.


Aparte de los preparativos, los asiduos a esta fiesta de origen pagano saben que no pueden olvidar el bañador en casa. Para cumplir con el ritual completo, tienen que disfrutar del mar a medianoche. Antes han de quemar en las hogueras los papeles en los que han escrito sus deseos o aquellas cosas que quieren eliminar de sus vidas. Existen las dos opciones, aunque la segunda va se va imponiendo, sobre todo a raíz de los problemas que a muchos les está acarreando la crisis.


En cualquier caso, la de ayer fue una fiesta para olvidar los problemas y reencontrarse con los seres queridos. En este sentido, San Juan es parecido a la Feria. Hace falta muy poco para dar un paseo y pasarlo bien. Son días especiales en que la gente suele estar de buen humor.


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