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El Centro de Arqueología Subacuática estudia los tesoros que esconde el mar

El Centro de Arqueología Subacuática estudia los tesoros que esconde el mar

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El Mediterráneo no sólo condiciona nuestra forma de ser y de vivir, sino que también guarda parte de nuestra historia. Codiciados por los cazadores de tesoros, los fondos marinos continúan sumidos en un sugerente misterio.


Un misterio que el Centro de Arqueología Subacuática dependiente del Instituto Andaluz de Patrimonio trata de resolver. El centro tiene previsto presentar a final de año un exhaustivo dossier documental sobre todos los espacios arqueológicos de Andalucía. Entre ellos, los cuatro yacimientos y once zonas de servidumbre de la costa almeriense.


Documentación


“Desde 2009 se ha recopilado toda la información de hallazgos y obras que se han realizado en sus entornos, y se ha revisado la documentación que se ha generado sobre los espacios”,  explica Carmen García, jefa del Centro de Arqueología Subacuática del Instituto del Patrimonio Histórico Andaluz. La intención del centro es sistematizar ese ingente archivo para poder conocer mejor los ricos yacimientos de la costa andaluza.


“Esta información nos permitirá ver si es necesario realizar modificaciones en las zonas que actualmente están declaradas como zonas arqueológicas o de servidumbre arqueológica”, continúa la directora. En el caso de Almería, cuatro espacios están protegidos como yacimientos mientras que otros once pertenecen a la segunda categoría.


Tras el estudio, será la Consejería de Cultura, y en concreto la Dirección de Bienes Culturales, la que decidirá si es necesario incoar nuevos procedimientos de protección. “Hay que tener en cuenta que se trabaja sobre suposiciones en muchas ocasiones”, declara García, ya que, tal como cuenta, se puede establecer una zona de servidumbre de acuerdo a documentación antigua unida a fuentes populares “que hablan de que hay unos cañones enterrados”, por ejemplo, sin que exista “certeza absoluta”.


El ejemplo de Roquetas


La recopilación de informes para la realización del dossier permiten de esta forma reconsiderar la importancia de un yacimiento. Es el caso de las dos zonas de servidumbre arqueológica que hay actualmente en las costas de Roquetas de Mar: Laja del Palo y Roquetas-Aguadulce, tal como informa Milagros Alzaga, del Área de Intervención.
En el primero de ellos, el centro tenía registrado la existencia de un dique vertical  que se extiende mar adentro dirección Cabo Sabinal. El estudio tras su protección ha permitido saber que parte de la obra sumergida aún sigue en pie con “bloques de piedra, en pie o caídos, con forma de losa de gran tamaño”.


En el caso de la zona que  comprende desde el puerto de Roquetas hasta el puerto de Aguadulce, subraya que “su importancia arqueológica está estrechamente relacionada con la existencia en tierra de Turaniana”.
Se establece además una diferencia entre dos zonas: Bajos de Roquetas y Portezuelo de los Bajos o Turaniana.


Aunque ya se sabía que de ambos procede “gran cantidad de material anfórico”, desde su protección en 2009 se ha ampliado la documentación hasta subrayar que “la cantidad de material anfórico procedente de Los Bajos la sitúan, tras Cabo de Gata y Pecio Gandolfo, como una de las de mayor número de hallazgos”.


En el Portezuelo de Los Bajos, el centro cuenta que “la tradición popular ha hablado siempre de un posible puerto, quizás un fondeadero, que podría remontarse a época romana. Sin embargo, no se ha encontrado ningún elemento que ratifique  la existencia de una estructura portuaria. Sí materiales cerámicos de época romana y medieval, en  consonancia con el yacimiento de tierra”. La razón, según las prospecciones, puede estribar en las modificaciones de la línea de costa.


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