La Voz de Almeria

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La otra cara de Alfonso Montaña

Vocación y pasión por el mundo del vino

Alfonso Montaña.

Alfonso Montaña.La Voz

José Ángel Pérez
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Cincuentón, nacido en 1975. Toda su infancia quedó marcada por la finca donde vivía su abuela en Extremadura. Su padre y sus tíos hacían vino. Era de pitarra, el típico de la zona, ligeramente dulce cuando su infancia trascurrió entre Madrid y Extremadura. Cumplidos los 18 años empezó a trabajar en los departamentos de personal y formación de grandes multinacionales de telecomunicaciones en Madrid y Barcelona durante diez años, a la vez que estudiaba Química y Pedagogía. Pero hubo una fecha mágica y fue el 11 de marzo del 2004 cuando todo le cambió. Tenía que estar en los trenes de la línea de Vallecas esa mañana a la hora de las terribles explosiones de la matanza de Atocha, pero esa mañana el destino quiso que su pareja lo acercara al trabajo y no fue a la estación. El resto ya se sabe.

Hay momentos en la vida que uno valora y Alfonso decide entonces vivir con mejor calidad, disfrutando de las cosas pequeñas. Se formó en el mundo del vino convirtiéndose en miembro de la Unión Española de Catadores. La pareja comenzó a buscar ciudades donde les gustaría vivir y aunque no conocían absolutamente a nadie en Almería, les pareció el lugar perfecto. Así, que dejaron Madrid y decidiendo montar una vinoteca y así empezaron. El próximo 21 de marzo se cumplirán 20 años, que Alfonso Montaña se quedó por aquí, y muy satisfecho de hallarse en el lugar perfecto.

¿A usted quien lo lio para meterse en este complejo mundo del vino?

Fue una cosa natural. El vino en mi vida siempre estuvo presente. Mi padres y tíos hacían vino, y desde pequeño lo viví por casa. Es un mundo apasionante, y siempre sentí atracción por él.

¿Qué edad tenía cuando decidió tomarse en serio ser sumiller?

Todo se desencadenó al decidir dejar mi trabajo que tenía en Madrid para abrir una vinoteca y entendíamos que, para dar un servicio de máxima calidad, deberíamos estar perfectamente formados.

¿Cómo ha evolucionado su profesión desde que empezó?

Hace 20 años, no había la información sobre el vino que hay hoy. La gente en general tenía menos conocimiento y quizás por eso se exigía menos. Las redes han tenido mucho que ver. Hoy buscan un profesional que los asesore, tanto en tiendas como en restauración, porque saben de la importancia que tiene una buena botella en la mesa, que maride bien con lo que se está comiendo.

¿Qué cualidades debe de tener un buen sumiller?

Ser siempre honesto y recomendar lo que mejor se adapte a las necesidades del cliente. Tiene que dejar de lado sus gustos personales y pensar que lo más importante es, que el comensal quede contento con la recomendación sugerida.

Tiene más de 300 vinos en sus estanterías. ¿Son todos españoles?

Ahora sí en su gran mayoría. En otras ocasiones hemos tenido algunas referencias francesas, chilenas, argentinas, italianas, pero en general consumimos mucho producto patrio por delante de otros vinos de importación.

Dicen que su memoria es un auténtico archivo. ¿Recuerda cuando ejerció por primera vez como sumiller?

Supongo que sería la primera vez que asesoré a alguien, aunque no recuerdo ni puedo precisar el momento exacto. Mi memoria es muy buena para acordarme de los vinos que pruebo, sin ese archivo cerebral sería imposible asesorar a nadie.

¿Son mejores los vinos caros o muy caros que los baratos?

El mejor vino es siempre, el que más le guste a uno. Dentro de un baremo lógico, no importa el precio. Con un vino de 2 euros es muy difícil disfrutar, pero hay cosas muy divertidas a partir de los vinos con precios de entre 5 y 6 euros.

¿Qué consejo suele dar para elegir un vino?

Siempre tener en cuenta lo que vamos a comer. Y por supuesto disfrutarlo con la mejor compañía posible. A partir de ahí el abanico se amplía de sugerencias o recomendaciones

¿Como cuida su olfato para que se mantenga al máximo nivel?

No especialmente, aunque eso sí, nunca he fumado. Supongo que, igual que un cocinero tiene mano y paladar para la cocina, en mi caso tengo la suerte de tener buen olfato. Si es cierto que de vez en cuando tengo que recordar algunos aromas, que a veces por falta de uso se suelen olvidar.

¿Qué factores influyen en una selección de vinos para la carta?

El propietario del local tiene que tener claro lo que quiere ofrecer a sus clientes. No es lo mismo la carta de un local de tapas, que un restaurante de gama alta. Ni es lo mismo la carta de un local que se centre en el pescado, a otro de carnes. Se tiene en cuenta el tamaño del negocio, su carta de comida, el rango de precios en el que se mueve, su capacidad de almacenaje de vinos, ubicación…. Muchos factores.

¿Qué perfil de vinos suelen pedirle más?

Depende de las fechas, normalmente vinos para ocasiones especiales, o comidas del fin de semana. En las Navidades aumentan los vinos como objeto de regalo.

¿El estado de ánimo y la compañía influyen para disfrutar de un buen vino?

Sin género de duda. Ya puedes estar en la mesa con un vino espectacular que, si la compañía no es de tu agrado o estas incómodo, incluso te pueda llegar a saber hasta raro.

¿Tiene algún vino favorito?

Tengo varios vinos que me gustan mucho y según la ocasión me gusta abrir unos u otros. También con los años los gustos van cambiando. Ahora busco tintos elegantes, pero con profundidad. En blancos, soy fan de los vinos blancos con crianza.

Respecto a tipologías. ¿Por cuales siente más inclinación?

Me inclino por los vinos de Jerez. Son de otro planeta, un planeta maravilloso.

¿Cuál ha sido el vino más caro que ha probado?

En alguna feria de vinos, probé algún vino francés de gama muy alta o españoles tales como el nivel de un Pingus.

¿Hay muchas joyas o tesoros desconocidos en el mundo del vino?

Sin duda, en el vino hay que ser infiel. Hay que probar cosas nuevas, de nuevas zonas y nuevos productores.

¿Hacia dónde van las tendencias actuales del vino?

Pues está cambiando el rango de edad de los consumidores de vino hacia gente más joven. Antes se veía como una bebida de padres y ahora la gente de 30 años ha descubierto un mundo nuevo. Eso hace que los vinos se adapten a ellos y muchas bodegas buscan crear productos más ligeros dirigidos a ese público.

Qué papel tienen en Solera Ibérica los vinos de Andalucía y especialmente de nuestra tierra?

Siempre hemos tenido multitud de vinos andaluces, de Almería, por supuesto, de Córdoba, Sevilla, Granada, Cádiz… Vamos rotándolos, pero siempre tenemos una buena variedad de ellos.

Dígame tres tipos o marcas de vinos con el sello de Almería, y su cosecha.

Decir tres y no nombrar a otros, sería una falta de respeto por mi parte. Almería tiene un potencial enorme en el mundo vitivinícola. Por climatología y suelo, podríamos hacer cosas increíbles en las zonas de altura. Hace falta tiempo e inversión y crear una denominación de origen, sobre todo de cara a la exportación. Realmente Almería lleva pocos años haciendo vino de calidad en comparación a otras zonas. Y este sector es una carrera de fondo. Paso a paso, poco a poco.

¿Qué comunidad española entiende más de vinos?

El conocimiento no se puede delimitar a un territorio. Lo que, si es cierto, por historia es que, en La Rioja por llevar tantas generaciones elaborando vino, casi en todas las familias tiene más presencia en la vida diaria

Si tuviera que beber un solo vino para el resto de su vida. ¿Cuál sería?

Preferiría no tomar ninguno. Es como pasar toda la vida tomando solo pimientos como única verdura, los acabaría aborreciendo. Pues lo mismo.

¿Por qué hay tan pocas mujeres en su profesión?

El origen del vino es el campo y las bodegas, tratándose de un sector en el que apenas había mujeres. Es un tema histórico. El vino era “cosa de hombres” decían. Hasta estaba mal visto que las mujeres pidieran vino en un bar. Poco a poco esta situación va normalizándose. Pasa lo mismo en sectores como la pesca, la construcción, etc.… La sociedad va cambiando, y menos mal.

Me han dicho que a usted a la hora de almorzar no puede faltarle en su mesa Don Simón…

Pues muchos no me creerán, pero bebo poco vino y con mucha moderación. Evidentemente me preocupo, como mucha gente, en comer y beber con una mínima calidad. Antes que un Don Simón, me tomo un vaso de agua tan feliz.

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