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Una expedición almeriense a uno de los techos más altos del mundo

Una expedición almeriense a uno de los techos más altos del mundo

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Situada en el oeste de Argentina, la Aconcagua es la montaña más alta del mundo fuera de la sistema del Himalaya, y también una de las que su ascenso comienza desde menor altura. Para subirlo es necesario un proceso de aclimatación, y es obligatorio pasar por dos controles médicos a distintas alturas antes de ascender.


Solo dan permiso para ascender del 15 de diciembre al 15 de febrero, pero, aún así, el gigante  cada temporada. Conociendo estos precedentes, se valora mejor la gesta que ha culminado los almerienses Salvador Hurtado, Mari Trini Torralvo, Sergio Cano y Javier García: su expedición al Aconcagua ha sido todo un éxito.


Primeros días


Primero llegaron al Parque Salvador, Mari Trini y Sergio. Les hizo buen tiempo, propio del verano que ahora hay en el hemisferio sur. La aclimatación comenzó con treking, ascensiones paulatinas hasta el campamento base ‘Plaza de Mulas’ (4.300 metros), y los dos controles médicos. Allí descubrieron, además, una pequeña ciudad bajo carpas, con servicios de restaurante, duchas, ciber, e incluso una galería de arte, incluida en el libro Guinnes de los records como la mas alta del mundo.


En pocos días comenzó el cambio de tiempo. Amanecía soleado pero nevaba a partir del mediodía. Y las temperaturas, siempre inferiores a los cero grados. Ellos porteaban su propio equipo a los campamentos superiores, por lo que en un primer porteo debían subir equipo y alimentos, y luego descender para, al siguiente día, en un segundo porteo, dormir en el campamento superior.


Acometiendo la Aconcagua


Primero asaltaron el campamento I ‘Canadá’ (4.800 metros), y continuaron hacia el II ‘Nido de Cóndores’ (5.560 metros). Luego descendieron nuevamente al ‘Plaza de Mulas’, y allí encontraron a Javier, quien necesitaba un tiempo similar para aclimatar.


Las previsiones meteorológicas eran malas, y la siguiente semana fue a peor, pero se anunció que en varios días habría una ventana de mejor tiempo y la aprovecharon para ascender. En dos jornadas llegaron al campamento III ‘Cólera’ (5.970 metros) con temperaturas de 15 grados bajo cero.


Salieron hacia la cumbre a las cuatro de la mañana. El ascenso es lento, con crampones y piolet, pisando mucha nieve. Llegaron al último campamento,‘Independencia’, donde hay un pequeño refugio de madera.Ya había amanecido y el clima cambiaba a peor.


Aún así, alcanzaron una zona llamada ‘La Cueva’. La temperatura era muy baja y el viento aumentaba. El cansancio y la altura se hacen notar, el grupo se distanciaba, cada uno iba a su ritmo.


La tormenta, y la cumbre


Barritas energéticas, líquido, sacar algunas fotos. Sergio Cano se distancia unos metros y va en cabeza. Pasa un collado y delante del ‘Guanaco’ ve la cima a poco más de 150 metros. El viento era espantoso, las nubes los cubrían peligrosamente. Consciente del riesgo, da por finiquitado este cerro y vuelve con el grupo.


Comenzó a nevar y con el viento había poca visibilidad. Quedaba un largo camino de regreso. Aparecieron rayos y truenos, algunos sonaban por debajo y a su altura. Era como estar dentro de la tormenta. Al día siguiente, descendieron directamente al campo base y prepararon para el regreso a España. Su tiempo de estancia había finalizado.


Javier aguantó la semana que le quedaba con mal tiempo. Había dejado parte de material en ‘Nido de Cóndores’ e hizo un gran esfuerzo para subir a recogerlo. Se arriesgó a continuar, y aprovechando una pequeña mejora del tiempo, subió al ‘Cólera’. Tras descansar, lo preparó todo para intentarlo de madrugada. Finalmente le acompañó la suerte y consiguió hacer cumbre a las 15:30 horas.


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