Aquella derrota en el Mediterráneo ante un Almería que jugó con 10 por la expulsión de Sergio Arribas, pudo ser determinante. Llegaba un Burgos que había empezado la temporada como un tiro pero tras un empate en El Plantío ante el Granada encadenaba 6 jornadas sin ganar y Michu daba un golpe de timón y se cargaba a Jon Pérez Bolo, que llevaba más de un año asentado en la entidad. Ni sus buenos números tras la era Julián Calero le dieron un margen mayor. Las lesiones afectaron al rendimiento y tras una derrota en Elche se cambiaba al inquilino del banquillo. Algo que no era nuevo para un entrenador de reconocida valía.

Ha regresado a los banquillos y siempre es una buena noticia para el fútbol, porque lo ha sido todo como jugador y como entrenador ha demostrado sus capacidades. Regresa al lugar del siniestro con otro equipo, ya que en Almería sufría una derrota dolorosa, porque los goles de Luis Suárez y Pozo dejaban sin premio al equipo castellano, que se medía a un rival que no había sido capaz de ganar ante su afición y derrotaba al Burgos con uno menos. El equipo de Bolo siempre estuvo en el partido, pero había pillado la mala racha y ni la experiencia del preparador vasco podía frenar la caída y se optaba por un golpe de timón y se contrataba a Luis Miguel Ramis. Bolo regresa a Almería empapado de fútbol.

Su Burgos era un peligro

La derrota de Almería le hizo daño a Bolo. El Almería sufría la ansiedad de no ganar en casa y no era el mejor rival para alcanzar el triunfo. Su saludo respetuoso con Rubi dejaba clara la categoría de los inquilinos de los banquillos y nada hacía presagiar que una derrota pesaría tanto en el haber de un gran entrenador. Aquella derrota puso a la dirección deportiva del Burgos a buscar soluciones y a Bolo le ponían el contador a cero, a la espera de una reacción que no llegó a producirse. Perder contra un equipo que jugó con 10 futbolistas pesó más que la buena imagen ofrecida. El Burgos hizo lo de siempre y Bolo salía como un señor dejando su huella.

Su regreso al Mediterráneo será con un nuevo club y la presión de siempre. No hay día tranquilo en la vida de un entrenador y la ventaja de Bolo es haber sido un buen profesional que iba aprendiendo de todos sus técnicos para llenar su libro de estilo de buenas páginas. Le llamaba Martín González al rescate del Huesca para la causa del ascenso y no se lo pensó. Conoce la categoría y se ha puesto en modo triunfo. Su estreno no fue brillante ya que caía su equipo en el Ibercaja ante el Real Zaragoza y a la segunda saboreaba la victoria frente al Sporting. Bolo sigue siendo un entrenador fiable y con mucha experiencia. El Huesca ha acertado con su fichaje.