El domingo se cumplió justamente una vuelta desde que Ramis fuera apartado del equipo. La derrota en Albacete fue la gota que colmó el baso y que llevó a la destitución del técnico catalán.

El haber sumado un sólo punto en las últimas siete jornadas que se sentó en el banquillo del conjunto almeriense justificaban con creces la salida de Ramis.

El equipo reaccionó positivamente al relevo ya que con Fran Fernández en el banquillo consiguió su victoria más brillante  y posteriormente con Lucas Alcaraz mantuvo esta tendencia hasta salir del descenso y marcar territorio con el infierno de la tabla.

Pero llegado el mismo periodo que llevó al paro al entrenador que logró la salvación en el curso anterior el equipo ha vuelto a entrar en crisis hasta el punto de que acumula siete partidos sin ganar, cuatro derrotas y tres empates. Esto implica que en mismo intervalo el almería de Alcaraz sólo supera en dos puntos al de Ramis. No se puede pedir más a los jugadores rojiblancos. Su actitud fue ejemplar, su entrega total y su compromiso infinito.

Otra cosa son las capacidades de cada uno. Como está ocurriendo con todos los visitantes al Mediterráneo de un tiempo a esta parte, suman con lo justo. El Albacete no fue una excepción. Aprovechó la pájara inicial del conjunto local para generar tres ocasiones, las únicas del choque con las que estuvo a punto de llevarse los 3 puntos. En la primera salvó René, en la segunda Erice falló y en la tercera llegó el 0-1.

El Albacete le dio el balón al Almería y los jugadores no pudieron sacar mayor partido por la falta de calidad en el último tercio de campo y los errores en la confección del ataque del técnico.