Almería ha vivido uno de los meses de marzo más lluviosos de los últimos años y, para aquellos que padecen alergias vinculadas a los niveles de polen en el aire, el miedo a una primavera en la que las complicaciones respiratorias se conviertan en la tónica habitual se ha acrecentado enormemente. Pues bien, a pesar de que los campos parecen llenos de flores, y a expensas de lo que marquen las lluvias que puedan llegar en este mes de abril, parece que en la provincia se espera una estación ‘suave’ para los alérgicos.

Así lo explica la directora de la Unidad de Gestión Clínica de Alergología del HUT Torrecárdenas, Carmen Moya, quien deja claro que “no hay que meter miedo a los alérgicos” porque “los niveles son bajos aún y las expectativas es que sea una primavera suave aunque todo es susceptible de cambiar según los cambios de tiempo”.

A pesar de esta previsión, en lo que sí insiste mucho Carmen Moya es en la necesidad de que “aquellos que tienen alergias diagnosticadas, tomen su tratamiento” y que, aquellos que no lo están pero notan que podrían tener alergia, “vayan a su médico de cabecera para iniciar el proceso”.

Control de salidas

Más allá de la medicación, Moya da algunos consejos para poder paliar los efectos del polen en esta época. Así, “hay que controlar mucho la salida a la naturaleza”, estar muy pendientes de los niveles de polen que puede haber en nuestra zona para planificarte. De hecho, recomienda la doctora la web de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, www.polenes.com, para saber en cada momento y cada lugar los niveles existentes. Y por último, invita a volver a perder el miedo a llevar mascarillas. “Antes de la pandemia se nos hacía raro ver a la gente con mascarilla, pero ahora que todos las hemos llevado, es el momento de cuando haya niveles altos no tengamos problema en salir a la calle con nuestra mascarilla, una buena, una FFP2”.

Por su parte, desde el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Almería, también hacen una serie de recomendaciones. El tratamiento farmacológico más habitual ante este tipo de complicaciones respiratorias lo constituyen los antihistamínicos de segunda generación, que puede ser con o sin receta médica, dependiendo del principio activo y la presentación del medicamento (bilastina, cetirizina, desloratadina, ebastina, fexofenadina, levocetirizina, loratadina, mequitazina, mizolastina y rupatadina). A diferencia de los antihistamínicos clásicos (o de primera generación), los de segunda son más selectivos y provocan menos somnolencia y reacciones adversas.

Hay que recordar que en su mayoría se toman en una única dosis diaria por vía oral, en forma de comprimidos y es un tratamiento sintomático, que alivia el picor nasal y ocular, el lagrimeo, los estornudos y el goteo nasal, pero no actúa sobre la causa que origina la alergia. Dichos fármacos pueden usarse de forma puntual o durante largos periodos de tiempo, según la indicación.

Inhaladores

También existen otros tratamientos para el alivio de síntomas nasales, como los corticoides o antihistamínicos y sus combinaciones en spray por vía nasal (mometasona, fluticasona, budesonida, beclometasona o levocabastina y azelastina); síntomas oculares, como los colirios antihistamínicos (levocabastina, azelastina, olopatadina y epinastina), y para tratar el asma bronquial, como los inhaladores con broncodilatadores y corticoides, siempre sujetos a prescripción médica.

Sobre los inhaladores, los farmacéuticos almerienses, como expertos en el medicamento, resuelven dudas relacionadas con el correcto uso de estos dispositivos, explicando las pautas necesarias para una correcta técnica inhalatoria y garantizando, así, la eficacia del tratamiento. “Hay que prestar especial precaución en personas mayores de 65 años y niños y evitar tomar la medicación con comidas muy grasas o zumos de frutas, ya que pueden afectar a la biodisponibilidad del fármaco, optando mejor por tomar los comprimidos con un vaso de agua”, explica la presidenta del Colegio de Farmacéuticos de Almería, Gema Martínez, como otro de los consejos importantes que el farmacéutico ofrece al paciente con alergia.

Asimismo, hay que estar atentos a las posibles interacciones entre medicamentos y alimentos, por eso es importante conocer toda la medicación que toma el paciente para minimizar el riesgo de que se produzcan. Precisamente, hay que evitar sustancias que causan somnolencia (como el alcohol, los sedantes y los hipnóticos) o que se metabolicen por la misma vía (como algunos antibióticos, antidepresivos o antifúngicos). En algunos casos graves, los pacientes con alergias pueden recibir vacunas antialérgicas individualizadas de dosis repetidas a lo largo de varios años de un extracto que contiene la sustancia alérgena, lo que restablecerá el equilibrio de la respuesta inmunitaria.

Ante la posibilidad de confundir una alergia con un resfriado, los farmacéuticos recuerdan que conviene tener presente que el resfriado puede cursar con fiebre y tos acompañada de expectoración, sin producir conjuntivitis; además, no mejora con los días de lluvia, ni empeora con el viento ni tiene carácter estacional, como sí sucede en la alergia.