Alonso Cid y los maestros perdidos de la piedra seca: un viaje a Alcudia
Inaugurado en Almería el primer Parque Temático de la Piedra Seca de España

Alonso Cid.
Quién no ha visto una choza perdida en un llano. Una balsa con ranas y culebras. Un puesto de caza en un bancal de un monte. Una noria, de las que tenían agua y animales. Un horno de leña a la vera de un cortijo.
Alcudia de Monteagud ha inaugurado recientemente el primer Parque Temático de la Piedra Seca de España, junto al Museo de la Historia Ecológica de Almería, inversiones que han contado con el respaldo de la Diputación.
Allí estaba, prudente y callado, Alonso Cid, uno de los últimos maestros de esta técnica de construcción ancestral, Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO. Durante dos años, Alonso y un equipo de trabajadores han vuelto al pasado del corazón de Los Filabres. Nos dice Alonso que no es sencillo aprender el oficio, ya en desuso, que se fundamenta en la unión de piedras sin mortero ni argamasa, cuyo equilibrio y estabilidad dependen de la pericia de las manos humanas y su método artesano para colocarlas con precisión.

Imagen del nuevo parque de Alcudia de Monteagud.
Alonso no tiene quien herede sus conocimientos.
¿Qué aliciente tiene este parque?
El parque tiene el cometido de mostrar a la gente joven cómo se hacían este tipo de construcciones antiguas, hoy desconocidas para las nuevas generaciones. Es una técnica muy complicada, delicada y difícil de aprender.
Cómo se trabaja la piedra.
Hay que estar acostumbrados desde muy jóvenes. Es muy difícil si no has empezado desde muy joven. Se usa el encaje y la gravedad.
Vemos al presidente de la Diputación levantar una garrucha de un pozo.
No, gandul se llama. No es una garrucha.
Eso ha desaparecido, supongo.
-Eso ya no existe. Con la modernidad, ha desaparecido.
Pero el pozo conserva la piedra.
Sí, mantiene la técnica tradicional de la piedra seca.
Balsas y norias siguen existiendo por la comarca.
-Balsas, sí, pero ya modernas. Como ésta que vemos aquí, no. Con un agua de pie, un encañado como el de esta balsa, no hay ya. Hoy las balsas son de bloque y cemento y el agua la proporciona un motor mecánico.
¿Cómo se construye una calera?
Las caleras llevan piedra seca y masa de cal. No se le puede poner cemento porque con el fuego no aguanta. La arcilla también soporta el fuego.
En Los Filabres vemos muchas chozas.
Quedan muchísimas. Las chozas se crearon con piedra seca en su día. Las hacían en el campo los agricultores y ganaderos porque, de pronto, venía una nube y descargaba y necesitaban protegerse. Se metían en la choza y no se mojaban.

Autoridades en el Parque Temático de la Piedra Seca de Alcudia de Monteagud.
Alonso es de Benizalón, a tiro de piedra de Alcudia, y está a meses de jubilarse. Con él se puede perder algo más que un oficio. La técnica de la piedra seca forma parte del paisaje almeriense de interior, especialmente el agrario. Se puede apreciar en los balates que dibujan las costuras de las terrazas de las sierras. Aún hay pequeñas viviendas, casi en ruinas, esparcidas en anejos solitarios. Hay eras donde se escuchan, a veces, los ecos de los quejíos de las viejas gentes de la trilla en días de sol abrasador. Hay en las aldeas acequias donde sestean los caracoles cuando le da por llover. Hay corrales de cabras en los diseminados. Hay caminos pedregosos donde se guarece el musgo en tiempos de humedad. Colmenas hubo y dieron miel.
Algo debieron hacer bien los maestros de la piedra seca como Alonso para adaptarse a un entorno a veces hostil porque la mayoría de las construcciones siguen en pie. Solución constructiva en una economía de subsistencia. Si se necesitaba cal, una calera. Si hacía falta pan, un horno. Si se requerían tejas, se inventaba la tejera. Y todo pétreo, resistente, creado piedra a piedra, extraída de los campos yermos, de los cruces de caminos, de los pasos del pastoreo.

Detalle del parque.
Terminamos nuestro viaje a Alcudia recomendando una visita a pueblos hermosos y serranos que aún dormitan en la Edad Media natural y paisajística, pero dotados de los más avanzados servicios y animados por vecinos acogedores. Benizalón, Benitagla, Benitorafe, Alcudia de Monteagud, Chercos Viejo y Chercos Nuevo, Tahal y Cóbdar, con sus anejos y cortijadas, forman un conjunto de pueblos unidos por la riqueza del bosque mediterráneo, la herencia árabe que se atisba en sus restos arqueológicos y las costumbres y la fe recia cristiana.
Hay en esos montes y valles los últimos vestigios de lo que fueron los frondosos collados boscosos de chopos y chaparros.
Del Parque de la Piedra Seca de Alcudia parten dos senderos recuperados. El periodista de Lubrín Diego García, asesor del proyecto, nos contaba el otro día que se han creado para que el caminante haga un viaje a los vestigios reales de la piedra seca en Alcudia. Uno de ellos es la Ruta Cultural de la Memoria del Agua, de 3,5 km, que ha permitido recuperar una antigua balsa que tiene un manantial de agua natural. Es la ‘La balsilla del diezmo’, sin agua desde hace años, hoy otra vez con vida.
A estos pueblos solo les falta su Gerard Brenan.