La Voz de Almeria

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Lucía Sorroche: "Almería es una tierra muy grande en el mundo del flamenco"

"El taranto es un cante muy señorial, muy de escuchar, muy de sentimiento, templanza, pureza"

Lucía Sorroche junto al autor de esta entrevista, Antonio Hermosa, en su tienda de la Avenida Vilches.

Lucía Sorroche junto al autor de esta entrevista, Antonio Hermosa, en su tienda de la Avenida Vilches.La Voz

Antonio Hermosa
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A sus 54 años, Lucía Sorroche Expósito, lleva el mundo del flamenco inyectado en su sangre, es la seña de identidad de su ADN, no obstante, es hija de un cantador de flamenco almeriense muy conocido: Pepe Sorroche, 

“Estoy muy orgullosa de ello. Ya desde chiquitita me dediqué al baile. No sé si en mis genes ya iba algo de flamenco. Hice la carrera de baile. Tuve la suerte de formar un grupo flamenco para poder bailar y, además, que tuviera como cantaor a mi padre. Estoy súper orgullosa. He cumplido mi sueño y me encuentro muy bien y muy feliz”.

El grupo se llamaba Jara. Entre sus componentes, junto a Lucía y Pepe Sorroche figuraba el Niño de las Cuevas, y en el año 1998 estrenaron un espectáculo llamado Tierra sin sombra. 

“Yo tenía poco más de 20 años y estuve bailando hasta los 32, que lo dejé porque me quedé embarazada de mi hija. A raíz de que dejé el grupo y el baile, me dediqué a la tienda y, ahora, me ocupo de vestir a las niñas que bailan”.

Durante los años que estuvo activo, el grupo Jara actuó en muchos lugares de la provincia de Almería. 

“Hicimos muchísimos pueblos de Almería. Fuimos súper felices y, la verdad, es que me lo pasé muy bien”.

Su hija, María Sorroche, que tiene 23 años, sigue la saga flamenca familiar de los Sorroche. 

“Ahora ella también se dedica al flamenco, estudiando cante como el abuelo. Creíamos que ya nadie iba a cantar en la familia, y ella está ahí trabajando y estudiando. Le gusta mucho. Ahora está en Málaga preparándose en el Conservatorio Superior y estamos muy contentos”.

A raíz de su embarazo, para centrarse en el cuidado de su hija, Lucía decide dejar de subirse a los escenarios y hacerse cargo de la tienda de ropa flamenca que sus padres habían montado hacia años en la Avenida Vilches del barrio de la Plaza de Toros. 

“La llevaban mi madre y mi padre. Una tienda de flamenco, bajo el nombre de Artesanía Sorroche”. 

Por esas fechas, Pepe Sorroche es contratado como profesor en el Conservatorio de Música de Almería. Era incompatible para el cataor compaginar su trabajo como funcionario en el conservatorio y seguir con la tienda. 

“Para evitar que cerraran la tienda, les dije: como llevo toda la vida dedicada al mundo del baile flamenco, conozco a todas las personas relacionadas con este arte y, porque todas las profesoras de flamenco de la zona han sido mis compañeras, yo me hago cargo de la tienda”. 

Ya lleva 22 años al frente del establecimiento. 

“La tengo muy enfocada. Aparte de la moda flamenca, he ampliado la oferta al mundo de la danza".

Lucía considera que el flamenco está en un momento dulce en Almería. 

“La verdad es que es una provincia que no se escucha mucho, pero tenemos gente muy importante en el flamenco y hay muchísima afición, muchísima. Hay muchas niñas y niños bailando, cantando, tocando la guitarra. Tenemos una tierra muy rica en el flamenco, de gente muy grande”.

Además, Almería tiene su propio palo de flamenco: el taranto. 

“En la tierra de Levante, tenemos el taranto, que es uno de los cantes por el que mi padre fue galardonado con el Premio Nacional en Córdoba”. 

El taranto desciende de la taranta, y se diferencia de ella en que se atiende ligeramente a un compás, lo que hace posible el baile, muy parecido a la zambra Mora. 

“Aunque yo soy más de baile, dentro de mi conocimiento, el taranto es un cante muy señorial, muy de escuchar, muy de sentimiento, templanza, pureza. A mí me gusta mucho porque es muy sentido, no es como una bulería, que es más alegre. El taranto, es más de raíz. No es fácil de cantar”.

Dicen que está asociado al mundo de la minería, oficio que en Almería tenía mucha presencia. Que este cante surgió de los trabajadores de las minas, y que por eso es desgarrado, un cante mucho más serio, menos alocado. 

“Sí, se relaciona con los cantes de las minas, con los mineros. Hay varias versiones de por qué se llama taranto. Yo he escuchado la versión de mi padre. Dicen que cuando los trabajadores salían de las minas, se decía: estarán todos, por si estaban todos los mineros fuera del pozo, por si había alguno que se hubiera quedado dentro. Y, bueno, dicen que un poco del dicho “tarán tos” salió el nombre del taranto. No sé si esto es verdad o no, pero yo he escuchado esa versión sobre el origen del nombre”.

Almería tiene muchas figuras del baile reconocidas que están dando de qué hablar fuera de nuestras fronteras. 

“Tenemos muy buenas bailarinas. Te podría nombrar bastantes, Anabel Veloso, Rocío Garrido, pero hay tantísimas que ahora mismo son punteras, y están ahí en el escenario, que no puedo nombrarlas a todas, porque seguro que me dejaría alguna”. 

Lucía Sorroche también tiene su preferencia a la hora de elegir un baile flamenco, y admite que, en concreto, le gustaba bailar algunos más que otros. 

“A mí me gustaba bailar mucho. No sé si es porque los he escuchado mucho, porque lo he mamado, me gusta mucho la soledad, las bulerías. También me gusta mucho el taranto. Me gusta mucho bailar el cante de sentimiento. Es cierto que, ahora quizás, lo que más se ve en las niñas es zapatear. A mí me gusta más el baile femenino, me gusta más el baile de brazos, de movimiento, de sentir el cante, bailar cante. Soy más de esa escuela antigua”.

Muestra su preocupación por que se pueda perder ese tipo de baile, ya que el público demanda el taconeo en detrimento del baile de movimiento. 

“La verdad que el zapateo te llama más la atención, es más espectacular, porque es muy difícil de hacer. Llevar el compás con los pies es complicado. Llama más la atención en el público. También depende mucho del tipo de público. Hay personas sensibles que les gusta un baile en el que ve que la bailaora o el bailaor que se sube al escenario ofrece mucho sentimiento. Es muy difícil que al que esté sentado no le llegue ese tipo de baile. Lo principal es que el que esté bailando esté sintiendo lo que hace y, entonces, una vez que sientes lo que haces, eso se transmite. Si estás abierto a sentir, seguro que te llega”.

Almería también tiene muchas academias de baile flamenco. El flamenco está declarado Patrimonio de la Humanidad y, aunque siempre han dicho que Almería está muy alejada del resto de Andalucía, el flamenco siempre ha tenido un lugar predominante. 

“Aquí tenemos muchísimas academias con un nivel muy bueno. Aquí el flamenco se está cuidando, quizá más que en otros sitios que tienen más nombre. Cada vez más, tenemos unas niñas que están saliendo bailando. Yo me quedo con la boca abierta cuando veo el nivel que tienen muchas de ellas. Y en el cante también hay muchísima afición. Hay niños que están saliendo, que los escuchas y dices, madre mía. Y también tenemos buen nivel en la guitarra”.

Hay muchas madres y padres que se animan a inscribir a sus hijos a estas academias.

“Lo típico es apuntar a la niña que baila. Pero tendríamos que luchar por tener un conservatorio de cante. Ahora tenemos el de baile, pero nos falta el del cante. Pero bueno, todo se conseguirá, y yo creo que todo llega con tesón y trabajo”.

Dejamos a Lucía en su tienda, donde ofrece a sus clientes, a todas las personas que les gusta el mundo del flamenco, todo tipo de utensilios, accesorios y vestidos de flamenco. 

“Ofrezco el vestido de moda flamenca, y luego hay profesoras que quieren cosas determinadas para su danza, y yo se lo hago. Estamos especializados en todo lo necesario para la danza”.

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