Canciones para preservar la memoria, el brillante TFG de una estudiante almeriense
Andrea Company escribe canciones biográficas emocionando a sus protagonistas

Andrea Company
Desde un pequeño pueblo de Almería, llega una historia de ciencia, sensibilidad y originalidad. Andrea Company Rubio, nacida en 2001, acaba de finalizar su grado en Medicina ( Universidad de Valladolid) con un Trabajo Fin de Grado (TFG) que ha impresionado a su tribunal no solo por su originalidad, y su enfoque profundamente humano.
Titulado Influencia de la música en la preservación de la memoria autobiográfica en pacientes con deterioro cognitivo leve, este estudio piloto explora cómo canciones personalizadas, construidas a partir de recuerdos personales de los pacientes, pueden ayudar a preservar su memoria frente al avance del Alzheimer. El trabajo ha sido calificado con un sobresaliente (9,5) y elogiado por su carácter innovador y el impacto emocional que ha tenido tanto en los pacientes como en sus familias.
Andrea comparte los orígenes de su proyecto, el proceso detrás de la composición de canciones con su guitarra, voz y apoyándose en la inteligencia artificial, y las lecciones que ha aprendido al unir medicina y música en un entorno clínico como la Fundación INTRAS.
Andrea, ¿cómo surgió la idea de unir música y memoria en tu trabajo de fin de grado?
Fue en una clase de Neurociencia Avanzada. Estábamos viendo el tema de la memoria y un profesor mencionó que escuchar canciones antiguas o anuncios podía activar recuerdos. Me quedé pensando: “¿y si esto pudiera ayudar a alguien?”. Y ahí empezó todo.
¿Desde el principio pensaste en un enfoque terapéutico?
Sí, porque aunque me encanta la medicina, la música es mi verdadera pasión. Quería que tuviera un fin útil. El estudio lo hice con nueve pacientes, así que los resultados no son significativos, pero la intención era esa.
¿Cómo seleccionaste a los pacientes?
Escogí personas que estaban empezando a desarrollar Alzheimer. Necesitaba que aún pudieran contarme sus recuerdos y aprender una canción. A uno lo descarté porque ya tenía un deterioro muy avanzado y no podía ni decir si tenía hijos.
¿Tienes algún vínculo personal con el Alzheimer?
Por suerte, no. Ningún familiar cercano ha pasado por eso. Fue más por interés médico y personal, porque es una enfermedad muy presente y aún sin cura definitiva.
¿Cómo recopilaste la información de sus recuerdos?
Me reuní tres veces con cada paciente. La primera fue una presentación con preguntas generales. Muchos se desviaban contando historias personales, así que de ahí extraía lo que podía. Les pregunté por recuerdos felices, y la mayoría hablaba de sus parejas.
¿Hiciste canciones para todos?
No, solo para cinco de los nueve. Quería comparar resultados. A todos les hice las mismas preguntas en la primera entrevista, y luego diseñé un pequeño test de memoria con tres preguntas específicas que aparecían en la letra de su canción (para los que la recibieron) o no (para los controles).
¿Y esas canciones cómo las hiciste?
Las letras las escribí yo. Al principio las grababa solo con mi guitarra, pero luego usé inteligencia artificial para producirlas con bases musicales más elaboradas, como coplas o canciones de tuna, según los gustos del paciente.
¿Qué descubriste sobre la relación entre música previa y aprendizaje?
Las dos personas que mejor aprendieron su canción venían de familias con fuerte tradición musical. Una señora se sabía el estribillo en tres días, y era alguien que normalmente no colaboraba en los ejercicios de memoria. Fue increíble ver su implicación.
Aunque los resultados no sean extrapolables, ¿cuáles fueron tus conclusiones?
A nivel estadístico no se puede afirmar nada, pero sí vi una conexión emocional fortísima. Todos lloraron al escuchar sus canciones. Uno incluso me preguntó, llorando, quién me había contado su historia. ¡Y había sido él mismo!
¿Te gustaría continuar esta línea de investigación?
Me encantaría, pero ahora estoy centrada en preparar el MIR. Quizá en el futuro publique algo o retome el proyecto con más pacientes y ayuda. Incluso podría usar IA para las letras.
¿Cómo superaste la brecha digital para que escucharan las canciones?
Hablé con la clínica y usaban tablets, así que sabían manejar enlaces de YouTube. Además, muchos se lo enseñaban a sus familias. Uno de los hijos incluso me escribió por Instagram para darme las gracias.
¿Crees que la musicoterapia personalizada puede ayudar en fases tempranas del deterioro?
Absolutamente. Aunque no pueda demostrarlo científicamente aún, vi cómo se conectaban con sus recuerdos y se implicaban de verdad. Para mí eso ya es terapéutico.
Una auténtica apasionada de la música, tiene que dejar los escenarios por primera vez este verano para dedicarse en cuerpo y alma a la medicina, está preparando el MIR. Su intención es sacar buena nota y poder trasladarse a Madrid para seguir con la música y la medicina, sus dos pasiones. Todos mis buenos deseos están contigo Andrea.