De 'astronauta' a coordinar el IAJ en Almería: la historia de un joven con los pies en la tierra
Diego Martínez representa una nueva generación que apuesta por la templanza y el respeto en un mundo cada vez más polarizado

Diego Martínez en uno de sus restaurantes favoritos de Almería.
Diego Martínez, probablemente sea la persona más joven en ocupar un cargo de importancia en la provincia, y es que este chico de Vélez-Rubio a día de hoy es el coordinador del Instituto de la Juventud en Almería. Vestido siempre de camisa con el cuello planchado a la perfección, un gesto tibio en el rostro y movimientos propios de quien se mueve en el mundo de la política, Diego Martínez destaca allá donde va, no solo por su juventud, sino por su increíble capacidad de escuchar a quienes tienen algo que decir y dar respuesta a quienes buscan hallar una solución en él.
Pero, ¿quién es este velezano cuando no es el coordinador del IAJ? Pues según él mismo se define, es un chico normal de 25 años, que halló en la política las herramientas para dar respuesta a las inquietudes propias de su persona. Sin embargo, dedicarse al mundo de la política no siempre fue su primera opción.
“Como todos los niños, primero quería ser astronauta, luego veterinario, incluso torero... pero durante mi adolescencia empecé a juntarme con mucha gente joven, empecé a escuchar sus problemas y eso creó la vocación de estudiar ciencias políticas, con el fin de llegar a aquellos órganos de decisión para poder tomar decisiones que ayuden al resto”, cuenta el joven, explicando casi sin querer el verdadero sentido de la política.
Así se enamoró de la política
Y así además, lo pudo vivir en sus propias carnes. Cuando aún era un joven preuniversitario, su familia tuvo que enfrentarse a un duro momento en el que las personas que podían hacer algo, lo hicieron. “Mi hermana cayó en coma y fue, la que en aquel momento era la delegada del Gobierno de La Junta, Maribel Sánchez Torregrosa, la que nos ayudó a superar esa situación. Ella tuvo mucho que ver en que mi hermana finalmente despertara, y al igual que Javier A. García, tuvo mucho que ver con que me enamorases de la vocación por el servicio público”, recuerda.
Por eso no es de extrañar que la política es un perta inseparable de Diego Martínez. Cuando se le pregunta, por las cosas que le gusta hacer en su tiempo libre confiesa entre risas: “La respuestas seguramente vaya a decepcionar, pero fuera de la política, mi hobby es la política. Leo mucho sobre ella, veo documentales, me gusta conocer a gente nueva y hablar con gente que piensa diferente a mí”. Y aunque todo el mundo de este velezano gire en torno a tu trabajo y pasión, hay otras cosas que se le dan muy bien.
“Podría decir que se me da especialmente bien el futbolín. Cuando vengo a mi pueblo todavía tengo la ilusión de que voy a jugar con mis amigos mientras nos tomamos una cerveza. Otra creo que es el fútbol. Siempre se me ha dado bastante bien. Pero depende de con quién me compares. Y por último, creo que se me da bien, o al menos me gusta mucho, el mundo del debate y la oratoria”, cuenta entre risas.
Un chico justo, optimista y leal
A muchas personas cuando se les dice que se describan en tres palabras se quedan en blanco, aunque este no es el caso del joven coordinador del IAJ. Él se describe como justo, optimista y leal, tres características que además, forman el núcleo de su filosofía y la base de un buen consejo.
“A un adolescente le diría que cuanto más escape de un discurso polarizador, radicalizador, de que hay buenos y malos en el mundo. De que los malos no merecen ser escuchados porque son malos y porque no son iguales que tú. Cuanto más escape de ese discurso más libre logrará ser ese joven. Le diría que tanto en la derecha como en la izquierda intente ser prudente y moderado, porque en la moderación está la virtud. Y cuanto más cerca esté del centro, más cerca estará de todo el mundo. Además, le diría que en ningún momento piense que las libertades, ya sea la judicial, la de comprar o invertir en vivienda son cuestiones fundamentales del Estado o de política, son cuestiones de vida y que se aleje de todo aquel que intente politizarlas”, explica con templanza.
Por último, este chico que creció cantando al ritmo de las musas de la película animada, Hércules, si pudiera resucitar a alguien y tomarse un café con él, sería con Jesucristo. “Claro que sí. Le preguntaría si hay vida en otros planetas, si la bondad y los buenos han ganado. También le preguntaría el por qué de la vida, por qué tenemos que pasar por el mundo, por qué tenemos que enfrentarnos al desafío de a vida cuando en la vida, aparte de cosas buenas y de la bondad pasa cosas malas”, enumera Diego Martínez con una ternura que solo es capaz de conservar un joven.