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He visto los 445 capítulos de 'Sueños de libertad' y esta ha sido para mí la muerte más dolorosa

La despedida de Isidro en Sueños de libertad fue un instante de ternura y dolor que transformó la serie para siempre.

Sueños de libertad

Sueños de libertad

Pilar Martínez Manzanares

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He visto los 445 capítulos de Sueños de libertad y, entre todas las pérdidas y giros dramáticos que han atravesado sus personajes, la muerte de Isidro ha sido para mí la más dolorosa. No solo porque se trataba de un personaje entrañable, sino porque su despedida estuvo cargada de una humanidad y una verdad que traspasaron la pantalla. Juan Gea, con su interpretación sobria y profunda, nos regaló un final que se sintió como un golpe directo al corazón de quienes seguimos la serie día tras día.

Isidro, el fiel chófer de la familia De la Reina, había estado marcado desde el inicio por la sombra de la enfermedad. Sin embargo, su muerte no fue simplemente un desenlace esperado, sino un acontecimiento que se narró con una fuerza visual y emocional extraordinaria. La escena en la que Fina (Alba Brunet) y Marta encuentran a Isidro tendido en el jardín de la nueva casaAntena 3 es un momento de silencio roto por el dolor. Allí, la cámara se detiene en los gestos, en la respiración entrecortada, en la incredulidad de las hijas que no pueden aceptar la pérdida. Alba Brunet confesó después que grabar esa secuencia fue “catártico”, porque la intensidad del vínculo ficticio con Juan Gea se mezclaba con la admiración real hacia su compañero.

Lo que más me impactó fue la despedida entre padre e hija. Fina, rota por dentro, se aferra a la figura de Isidro como si pudiera retenerlo un instante más. La mirada de Gea, serena y llena de ternura, se convirtió en un legado de amor y sacrificio. Esa mezcla de gratitud y dolor que transmitió Alba Brunet en su interpretación hizo que la escena trascendiera la ficción. No era solo una hija despidiendo a su padre, era también una actriz despidiendo a un mentor, y esa doble capa de emoción se percibió con claridad.

Desde ese capítulo, la serie cambió para siempre. La ausencia de Isidro dejó un vacío narrativo y emocional que ningún otro personaje ha podido llenar. Para mí, que he acompañado cada episodio, su muerte simboliza el fin de una etapa y la confirmación de que Sueños de libertad sabe tocar las fibras más íntimas del espectador. Fue, sin duda, la despedida más dolorosa de todas.

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