“Estoy en una prórroga, no sé si de una hora o de cien años, así que no dejaré de celebrar”
El cómico sevillano Manu Sánchez presenta ‘Entregamos’, su obra más personal, el próximo domingo 25 en El Ejido

Manu Sánchez, en una imagen promocional de la obra ‘Entregamos’.
Un buen día de hace poco más de dos años, a Manu Sánchez (Dos Hermanas, Sevilla, 1985) le dijeron que tenía que soltar el bolígrafo y entregar el examen. Él, presentador y cómico de éxito, un tipo “absolutamente sano” que no había sufrido “ni un resfriado”, se vio enfrentado a una cruda realidad que lucía en sus credenciales un inesperado nombre: cáncer testicular. “Andaba aún dándole vueltas al folio, viendo las preguntas que eran de tipo test y las de desarrollo; pensando que aún tenía mucho tiempo para contestar. Hasta que escuché: vayan terminando, entregamos”, cuenta. Y ahí, sin saberlo aún, estaba la semilla de su nuevo espectáculo.
El Festival de Teatro de El Ejido recibe el domingo 25 de mayo (19:30 horas, Auditorio) el espectáculo más personal del carismático sevillano. Una obra titulada, precisamente, ‘Entregamos’ que es, ante todo, “un canto a la vida y a la felicidad”.
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Una comedia “con un noventa por ciento de risas y un diez por ciento de emoción” en la que “desde la autoficción” cuenta “toda la verdad” sobre lo que le ha pasado en estos dos años y medio, adelanta en una entrevista concedida a LA VOZ.
“Me he despedido de mi mujer y de mis hijos”
Sobre el escenario, un artista que se desnuda ante su público hablando de las heridas, las que se ven y las que no, que le ha dejado este proceso. “Lo que me ha pasado no es habitual. Me diagnostican el cáncer un 19 de abril y a los dos días nace mi segunda hija. Mi primera operación a vida o muerte fue el día que cumplía 38 años, y luego hubo cuatro más. He tenido que despedirme de mi mujer y de mis hijos. Me han abierto de par en par, he pasado por una quimio. Y he visto a la muerte muy cerquita, y por ahora me voy escapando”, relata sin perder su enfático entusiasmo, contagioso al otro lado del teléfono.
En la obra, por ejemplo, repasa las veces que ha pasado por quirófano para luchar contra un cáncer de testículos que se propagó a los ganglios. “Yo veo a Frankenstein y pienso que a Frankenstein lo cogieron a tiempo. Tengo heridas de torero en cuerpo de picador. Lo mío en pelotas no es un estriptis, es un ‘es triste’. Es algo duro, claro, pero sabemos darle la vuelta”, suelta como demostración de que la risa ha sido una tabla de salvación para huir del naufragio. “El humor ha sido mi gran herramienta. Esto no va de hacer amarillismo, ni exhibicionismo, sino de contar una experiencia personal. Creo que las risas saben el doble de bien cuando hemos vivido momentos muy duros y somos capaces de salir de allí riendo a carcajadas. Es una demostración de que el poder del humor es infinito, tremendo y maravilloso”.
“Un subidón de vida”
Impulsada por su productora 16 Escalones, como anteriores montajes que también ha protagonizado (‘El gran emigrante’, ‘El buen dictador’, ‘El último santo’, ‘El rey solo’), ‘Entregamos’ se sitúa entre la “terapia colectiva” y el “canto a la vida”. “Con la quimio, la boca te sabe a fango y mierda. Yo soñaba con el momento en que el café volviese a saber a café y que el agua volviera a saber a nada, solo a agua. Cuando pasas tanto tiempo en un hospital, te das cuenta de la suerte que tienes, de que el día a día, lo cotidiano, es maravilloso”, defiende.
El proceso de la enfermedad le ha llevado a aprender “un montón de lecciones” que ahora no quiere olvidar y a ser “otra persona”. “Te das cuenta de que la empresa no se hunde si no estás, de que no se acaba el mundo si no entregas ese papel tan importante. Y de que no es un coñazo llevar al niño al colegio, aunque te comas un atasco y haya padres que aparquen en doble fila. De eso va ‘Entregamos’, y es lo que quiero compartir con el público”, detalla.
El sevillano siente que está disfrutando de “una prórroga” en el partido de la vida. “Y no sé si durará cien años o una hora, pero estoy con esa sensación de no querer dejar de celebrar. El ‘carpe diem’, lo de vive el momento como si fuera el último, puede parecer ñoño, pero cuando le has visto las orejas al lobo te lo tomas muy en serio. Espero que la gente salga del teatro con un subidón de vida”, concluye sobre el espectáculo que le trae de regreso a Almería, una tierra de la que se declara un apasionado. “Me encantan las playas, el Cabo de Gata, Carboneras, y tengo allí muchos amigos. Estoy enamorado de Almería y creo es recíproco, así que larga vida a este idilio”.