El flamenco no se detiene. Evoluciona, se expande y, en ocasiones, vuelve la mirada a sus raíces más profundas. Eso es exactamente lo que propone Mayte Beltrán, bailaora, coreógrafa y creadora escénica almeriense, con su nuevo espectáculo: Fellah Mencub. Las Raíces del Flamenco. El próximo 26 de julio en el Castillo de San Andrés, en Carboneras, será el escenario de este viaje sensorial a través del tiempo, la danza, la música y la voz.

Con una sólida trayectoria nacional e internacional, y comprometida con el arte como vehículo de identidad y transformación, Mayte Beltrán nos invita a sumergirnos en una obra que no solo se baila, se escucha y se contempla, sino que también se siente y se recuerda.

¿Cuándo nació la idea de Fellah Mencub?

Pues surgió después de ver Lacho Drom, un documental de Tony Gatlif. Me impactó mucho porque explora los orígenes del pueblo gitano y las similitudes musicales entre India, Egipto, Arabia… hasta llegar a Andalucía. También influyeron las investigaciones de Antonio Manuel Rodríguez sobre el origen del flamenco, relacionándolo con la cultura árabe. Todo eso me inspiró.

¿Y el nombre del espectáculo, Fellah Mencub, de dónde viene?

Fellah Mencub significa “campesino sin tierra”. Es una teoría que propone que la palabra ‘flamenco’ proviene de eso, de esa figura migrante que deja su tierra para buscar una vida mejor.

¿Cuál será el hilo conductor entre la danza y la música en este espectáculo?

No quiero contar una historia literal, sino mostrar similitudes dancísticas. Yo soy bailaora, no historiadora ni música. Con la ayuda de mi compañera Cristina Samaniego, que conoce danzas de la India, Egipto, Marruecos, hacemos un viaje visual y físico para mostrar que las danzas no son tan diferentes entre sí.

¿Y qué tipo de música encontraremos?

Habrá momentos con música tradicional y otros con música electrónica, gracias a la producción de mi marido, Yessy Yacoby. Es una mezcla que va desde el Zorongo Gitano hasta ambientes electrónicos que rozan el tecno, pero con nuestro sello personal.

¿Cómo ha sido trabajar con las otras artistas como Sensi Falán?

Muy fácil. Sensi no es cantaora flamenca, pero tiene una voz muy versátil. Ha adaptado su interpretación a canciones antiguas, a recitar como juglar, incluso a cantar en árabe. Todo ha sido muy cómodo y adaptado a nuestras posibilidades y estilos.

El espectáculo se representará en castillos y fortalezas de Andalucía. ¿Por qué ese entorno?

Por el contexto histórico. El flamenco viene de una época medieval, de reyes y persecuciones, así que tiene sentido usar esos espacios. Además, es una forma de ofrecer algo distinto al público y también un reto para nosotros por las condiciones técnicas variables.

Has coreografiado, producido e interpretado. ¿Cómo ha sido asumir todos esos roles?

Ha sido un trabajo grande, pero rodeada de un equipo resolutivo y con las ideas claras, ha sido llevadero. Lo más difícil ha sido tocar puertas, como la de la Junta de Andalucía, sin obtener respuesta. Así que lo hemos hecho por nuestra cuenta, de forma privada.

¿Qué ha sido lo más difícil?

Para mí siempre lo más difícil es llamar a las puertas. Ofrecí este espectáculo a la Junta de Andalucía para representarlo por diferentes castillos de nuestra tierra, pero la idea no llegó. Finalmente me puse en contacto con el Castillo de San Andrés de forma privada y lo vamos a llevar a cabo nosotros para no dejar tirado el proyecto. Si todo sale bien nos gustaría seguir por Granda.

¿Qué esperas que el público se lleve del espectáculo?

Una sorpresa. Aunque el título diga “flamenco”, no es un espectáculo puramente flamenco. Hay danza oriental, música electrónica, recitados… Quiero que se vayan con una sensación agradable, porque es un espectáculo amable, visual y musicalmente.

¿Planeas hacer más funciones en otros lugares?

Por ahora no hay fechas, pero si funciona este primer pase, me gustaría llevarlo a otros castillos, como el de Guardias Viejas. Vamos paso a paso, empezando cerca, como en Granada, para controlar los gastos.

Fellah Mencub no es solo un espectáculo, es una declaración de intenciones. Mayte Beltrán propone un flamenco sin fronteras, abierto, permeable, profundamente humano. En tiempos donde la rapidez a menudo reemplaza la profundidad, ella se detiene a mirar atrás, a escuchar el eco de los pueblos, a dar espacio a la mezcla, a la raíz compartida.

El 26 de julio, en el Castillo de San Andrés, ese “puchero cultural” que ella evoca cobrará vida entre muros centenarios. Será una noche para reencontrarse con lo que somos, con lo que fuimos, y con lo que, a través del arte, aún podemos ser. Porque el flamenco, como dice Beltrán, también se transforma cuando se comparte. Y Fellah Mencub es, sobre todo, eso: un acto generoso de compartir.