La Voz de Almeria

Adra

La fortaleza de Adra

La construcción que dio forma a Adra: un legado defensivo que aún habla desde sus muros

Cubo o Torreón de la Carrera en Adra, conocido también como Torre de la Vela.

Cubo o Torreón de la Carrera en Adra, conocido también como Torre de la Vela.Pepe Cazorla

Pepe Cazorla
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La ciudad de Adra aún conserva restos de las murallas y torreones en una época que fue castillo, siendo un atractivo turístico unido a la difusión de la cultura histórica. Las Torres vigías del litoral Almeriense según las Ordenanzas de los Reyes Católicos en el año 1497 comprendían desde la Estancia de Guare-a, pasando por Estancia La Alcazaba, Gua(y)nos Torre de La Mar (Adra) y Estancia de Aljamilla (Alhamilla) finalizando por toda la costa almeriense hasta la Torre de la Malguera (Almagrera). 

En Adra aún se pueden ver lienzos de muralla y de torreones restaurados y muy bien conservados que pertenecieron a la antigua fortaleza local y qué se integran en el casco antiguo de Adra a miradas de los curiosos ante el paso del tiempo. 

A excepción del Cubo de la Carrera (Natalio Rivas), el torreón servía para dar la alarma en caso de peligro por lo que también se conoce como Torre de la Vela, deja asomar sus piedras hacia la calle principal para despertar la curiosidad de cómo fue el pasado y originar muchas preguntas al observar que el torreón del siglo XVI parece revivir la historia. Es precisamente el valor estratégico de la fortaleza lo que concede una importancia histórica sin precedentes para comprender una etapa del devenir de la baja Alpujarra y el desarrollo de las poblaciones estables en la costa almeriense.

Lo escondido de restos de la muralla, su familiaridad e integración con el entorno y el abandono de siglos y las reparaciones practicadas conforman el aspecto urbano de la moderna Adra han dejado sus huellas en lo que fue el baluarte del cristianismo en primera línea de costa durante cientos de años y que tenía forma de hexágono irregular y siete torreones en las esquinas como puede verse en la reconstrucción de planos. Dentro de su perímetro, de 475 m. aproximadamente, se encontraba el castillo de la villa, construido en 1492 y hoy desaparecido. Tuvo planta rectangular, con plaza de Armas y una torre del Homenaje.

Fue en 1505 cuando Juana I de Castilla, la popularmente conocida como Juana la Loca, ordenó construir la muralla y la creación de la villa de Adra, a la que concedió la categoría de fortificada y donde su construcción se prolongó durante varias décadas. Se construyó con el objetivo de defender el litoral, la nueva frontera tras la conquista de Granada por los Reyes Católicos, y se pobló trasladando población desde el interior hacia la costa.

Desde el mandato de los Reyes Católicos, Adra, junto a las plazas militares de Vera y Almería, componían la primitiva división de la provincia en tres distritos. Se conservan pocos testimonios acerca de la fortaleza abderitana, que vivió su momento de esplendor entre los siglos XVI y XVII .

En 1526, Ramiro Núñez de Guzmán visitó Adra y la describió como ‘una fortaleza junto al mar, con edificios de hormigón, formando buena pieza. Tenía en torno a ella un reducto de tierra muerta y su planta cuadrada medía dos metros de grosor y 36 metros de lado’. Sus murallas eran frontera del mar.

Hay que tener en cuenta la importancia defensiva de la fortaleza de Adra en relación a lo peligroso del lugar donde sus gentes podían resguardarse y defenderse. Los vecinos continuamente eran atacados por los corsarios y piratas por mar, cuyo borde llegaba a la altura actual de la calle Natalio Rivas, y a la vez los ataques se producían desde la sierra a cargo de bandas moriscas. 

La fortaleza vería pasar varios siglos antes de comprobar el crecimiento de la población, tradicionalmente anclada en Adra la Vieja (La Alquería) y en el cerro de Montecristo. Esta villa fortificada fue el puerto de Las Alpujarras, y un punto estratégico del antiguo Reino de Granada. El castillo fue escenario de crueles batallas. Durante los siglos XVI y XVIII, Adra se convirtió en objetivo de la piratería berberisca resistiendo varios asaltos y saqueos desde estas murallas. Fue sitiado en 1620 y casi sucumbe ante el ejército turco. 

En 1705, la escuadra inglesa con base en Gibraltar se acerca con el objetivo de conquistarlo, aunque no lo consiguió tomar. El retroceso de la línea de costa, en el último tercio del siglo XVIII, impedía a los cañones alcanzar a los barcos que se acercaban a la costa con el fin de atacar, por lo que el Gobierno declaró inútil el castillo.

Después se convirtió en cárcel y en cantera para las casas que se construyeron. La muralla perdió su utilidad por el aumento de seguridad en el Mediterráneo a finales del siglo XVIII. La minería del siglo XIX conllevó la deforestación de la Sierra de Gádor, alejándose la línea de costa debido al gran aporte de sedimentos que depositó el río Adra en su delta. 

A mediados de esta centuria, la mayor parte de las murallas fueron derribadas para facilitar el ensanche urbano de la villa. En 1839 se autorizó la demolición del lienzo de la muralla de la Puerta del Mar, que había sido la entrada al pueblo durante varios cientos de años y su principal defensa donde se encuentra actualmente el Ayuntamiento abderitano.

Declarada Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento, la Muralla de Adra fue restaurada por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía con la colaboración del Ayuntamiento de Adra, en el año 2008. El visitante puede pasear tranquilamente por estas calles abderitanas para conocer otros fragmentos de esta muralla y su historia, tales como el Cubo del Cementerio o de la Olvera, en la calle Torreón, y el Paño de muralla en el Hogar del Pensionista.

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