Cristina Campos, Salvador Piquer, José Manuel Lechuga y Francisco Álvarez son desde la tarde-noche del pasado jueves héroes por accidente. Navegaban con rumbo a Melilla a bordo de su velero cuando se tropezaron en alta mar, a unas 17 millas al sur de la Isla de Alborán, con una patera ocupada por nueve inmigrantes subsaharianos que, de no ser por el feliz encuentro, habrían perecido en el intento por cruzar el Estrecho y alcanzar las costas almerienses. Los cuatro tripulantes almerienses del velero Marobe, de 40,2 pies de eslora (alrededor de 12 metros) habían salido por la mañana de Almería. Se encaminaban a Melilla donde este fin de semana participan en una regata con tradición en la ciudad autónoma norteafricana. Señales de auxilio Con un viento de 18 nudos y olas de tres metros, mantenían la tensión en la navegación para sortear las moles de agua cuando, encima de una de esas grandes olas, divisaron una pequeña embarcación neumática de menos de cuatro metros de eslora. Los ocupantes, nueve inmigrantes de origen subsahariano, les hacían señales de socorro con los remos. Llevaban cinco días en el mar y las faltaban ya las fuerzas. Incomprensiblemente la neumática no disponía de motor ni más medio de impulsión que no fueran los remos. Según Cristina Campos, en esas condiciones y con ese oleaje “no tenían ninguna posibilidad de sobrevivir en el mar ni un día más”. La prolongada estancia en la mar, las condiciones meteorológicas y la fuerte marejada que azotaba la zona suponían sin duda una trampa portal para unos hombres, ocho adultos y un menor, que estaban al borde del agotamiento y que mostraban claros síntomas de deshidratación y de desesperación.

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