Una ciudad se enriquece con la cultura de todos los que la forman, vengan de donde vengan. Roquetas de Mar es ejemplo emblemático de ellos y así lo subrayaron su alcalde, Gabriel Amat, y la vincecónsul de Rumanía en Almería, Florenta Ciobotaru. Por eso, el municipio celebró ayer el Día Nacional del país balcánico como una fiesta propia y una oportunidad para estrechar los lazos con la comunidad presente en la provincia, compuesta por 33.000 personas, un tercio de ellas residentes en Roquetas.

“Rumanía puede estar donde esté nuestro corazón”, proclamaban los miembros de la Asociación Rumanos Almerienses, organizadores de la celebración por tercer año consecutivo, aunque en esta ocasión con una mayor apuesta. De hecho, la fiesta recibió la visita de representantes del país, como el Consejero del Ministerio para los Rumanos Residentes en el Extranjero y una delegación de la alcaldía de una localidad de Transilvania, de donde también es la vicecónsul.

Unión Entre las autoridades locales, además del alcalde, estuvieron el subdelegado de Gobierno, Andrés García Lorca, la diputada de Bienestar Social, Almudena Valentín, diversos concejales del Ayuntamiento de Roquetas, encabezados por el edil de Asuntos Sociales, José Galdeano, y los representantes diplomáticos en Almería de Alemania, Alexander Prinzen, y Marruecos, Sellam Berrada, además de autoridades militares y religiosas.
Nada más llegar, la asociación organizadora les ofreció un dulce típico símbolo de bienvenida, el Colac, que es un pan especial con una pizca de azúcar. En las pistas deportivas del Puerto, pudieron además conocer la artesanía tradicional rumana en diversos expositores y se admiraron con las telas, cinturones bordados y alfombras.
Además, numerosos ciudadanos rumanos residentes en la provincia lucieron los trajes típicos, cada uno de su zona. Es Rumanía la suma de diversas culturas, un ejemplo también de conviviencia, que precisamente se rememora en su Día Nacional, que recuerda la firma de la unión de sus distintas regiones el 1 de diciembre de 1918.
Poco después daría inicio el espectáculo, con un famoso grupo folclórico y con la participación de niños rumanos vecinos de Roquetas.